#BorderWall: A través del muro, este papá le lleva serenata a su hija

#BorderWall: A través del muro, este papá le lleva serenata a su hija

En el otro lado de la frontera está su hija, a quien José no ha visto desde el 2002.

Por: Grethel Delgado

Entre Tijuana y San Diego hay mucho dolor, así como historias que nos llegan a lo más profundo. Muchas personas tienen seres queridos en el otro lado de la frontera.

Los fines de semana se reúnen personas en esa línea que conecta dos mundos tan diferentes y tan parecidos. Diferentes, por las leyes y prohibiciones que los separan. Parecidos, porque cuando una lágrima cae al suelo, la tierra la recibe sin importar de dónde viene. Los sentimientos nunca se podrán racionar o reglamentar con leyes.

La canción de la distancia

Una de tantas historias que se pueden encontrar allí, es la de José Márquez, quien vivió 18 años en Estados Unidos. Llegó al país en 1985, con su esposa e hijos. Se dedicaba a trabajar como músico en San Diego, pero en 2002, fue deportado.

Ahora, su hija Susanna, del otro lado, escucha las canciones que su padre le canta, mientras ambos sueñan con el abrazo que no pueden darse desde ese lejano 2002. Lo único que pueden hacer es tocarse con las puntas de sus dedos…

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“El otro lado” (Foto: The New York Times en Español, YouTube)

El documental “El otro lado” (“The Other Side”), cuenta esta historia. Con alrededor de 5 minutos, fue rodado en el Parque de la Amistad, único lugar fronterizo donde ocurren estos encuentros binacionales. El trabajo explota en breve tiempo el discurso visual para hacernos llegar esta conmovedora historia.

Su realizadora, Griselda San Martín, está interesada en temas de gran impacto en la actualidad. Las deportaciones, la esclavitud moderna y violaciones de derechos humanos, la inmigración y las minorías étnicas y religiosas, son los resortes de sus investigaciones.

En mayo conoció a José en el Parque de la Amistad, y ya en julio estaba grabando el documental. San Martín fungió como directora, productora, camarógrafa y editora de su proyecto.

Ella conversó con Barrio acerca de los motivos que la inspiraron.

“La primera vez que fui a Tijuana fue hace 4 años, para otro proyecto en el que todavía estamos trabajando (sobre el tema de veteranos del ejército estadounidense que han sido deportados) con mis compañeras Elaine Cromie y Bianca Fortis, con las que creamos el colectivo Transborder Media, que se enfoca en temas transfronterizos y transmedia”, explicó San Martín.

A man speaks to his family in the U.S through the border fence in Playas de Tijuana, Mexico. For many, it is the only way that they can see their loved ones in person. #border #borderlands #notonemore #deportation #2million2many

A photo posted by Griselda San Martin (@gray_sanmartin) on

¿Por qué vivir y trabajar en la frontera?

“Nos fascina la frontera, y las historias que se dan en ella. El año pasado trabajamos en una historia de un grupo de muchachas adolescentes que forman parte de un equipo de fútbol americano en Rosarito, al sur de Tijuana, una comunidad afectada por el narcotráfico, la pobreza y la violencia”.

¿Cómo fue que nació la idea de hacer el documental “El otro lado”?

“Empecé a ir al Parque de la Amistad para cubrir otros eventos que suceden en el lugar, como los servicios religiosos binacionales y algunas manifestaciones y protestas. La primera vez que vi a las familias reunirse a ambos lados del muro se me rompió el corazón. Fui muchas otras veces a observar, sin tomar ni una sola fotografía. Y un día tomé una foto. Esa vez ni siquiera hablé con el muchacho ni con sus familiares al otro lado del muro. Pero esa foto fue la que me dio la idea de fotografiar los encuentros en el parque”.

“Del lado de México el acceso al muro no está restringido, pero del lado de San Diego hay una segunda barda y solamente se puede entrar durante unas horas los sábados y los domingos. Un día estaba tomando fotos cuando escuché cantar a un señor y me acerqué. Era José Márquez cantándole a su hija Susanna a través del muro”.

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“El otro lado”. (Foto: The New York Times en Español, YouTube)

Una historia de separación

“La historia de José es única. Su forma de expresar sus sentimientos es a través de la música. Me parece algo conmovedor. Pero a la vez todas las historias de las familias que se encuentran en el parque de la amistad son la misma historia al final. Una historia de separación”.

“En este caso es algo muy evidente y cruel porque lo que los separa a primera vista es un muro de metal. Pero en realidad por lo que están separados es por leyes migratorias. Unos no pueden entrar y otros no pueden salir”, cuenta con un dejo de enfado la realizadora.

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Susanna escucha a su padre cantar, del otro lado de la frontera. (Foto: The New York Times en Español, YouTube)

“Mi proyecto examina las interacciones en el parque de la amistad en una época de creciente xenofobia y retórica ultranacionalista por parte de un segmento político que incluye al presidente electo Donald Trump. Los inmigrantes no son solo considerados una amenaza para la Identidad Americana, sino que además son señalados como los culpables de la situación económica y como un tema alarmante para la seguridad nacional”.

El muro ya existe

“Entramos en una época de incertidumbre en la que todavía no se pueden hacer grandes predicciones. El presidente Barack Obama deportó a más de 2 millones de inmigrantes. Trump seguirá deportando. ¿El muro? El muro ya existe. El problema, en mi opinión, es el discurso del odio. Donde lo que no se toleraba antes ahora puede ser tolerado porque así lo piensa –y lo dice–  el nuevo presidente de Estados Unidos”, asegura San Martín.
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La casa de José. “El otro lado”. (Foto: The New York Times en Español, YouTube)

El Parque de la Amistad

¿Qué sensación le provoca a San Martín estar parada frente a ese muro, observando la interacción entre tantas familias separadas?

“Es un lugar peculiar. La mayoría de los que visitan a sus familiares lo describen como una experiencia agridulce. A veces hace mucho calor. A veces frío. A veces viento. A veces sol. Mirar a través de los agujeritos me marea. Después de un rato me tengo que separar y sentarme un rato. Casi siempre la gente habla conmigo y me cuentan y me explican sus historias. A veces no quieren hablar. Es algo muy íntimo y para algunos es muy difícil compartirlo con una desconocida. Muchos se desahogan. Otros prefieren callar. Yo a veces también callo y observo. Es un lugar extraño”.

Gracias a historias como esta, comprobamos lo absurdas que son las leyes en ocasiones, llegando a dividir una institución como la familia, que es el germen de la sociedad. Tenemos fe en que los tiempos futuros traigan amor y conciliación, a pesar de los obstáculos, pues como dice el cantautor Carlos Varela en una canción, “la política no cabe en la azucarera”.