Los campesinos michoacanos no dudan en talar árboles del santuario de las mariposas monarca para sembrar aguacates.
Por: Oso Oseguera
La buena noticia llegó en febrero de este año: “En la temporada 2015-2016 se registraron nueve colonias de mariposas monarca –cuatro en Michoacán y cinco en el Estado de México– que ocuparon un total de 4.01 hectáreas de bosque. Esta superficie representa un incremento respecto a la temporada 2014-2015 (1.13 ha) y podría ser una señal de la recuperación de esta mariposa después de llegar a su nivel más bajo en 2013-2014, cuando ocupó solo 0.67 ha”, reportó la World Wide Foundation en su momento.
La mala noticia es de octubre de este año, como consecuencia de algo que muchos pensaron que era algo bueno. El incremento del consumo de aguacate en Estados Unidos se duplicó en ocho años y registró la cifra récord de 3.17 kilos per cápita. Y casi 80% de los aguacates provienen de Michoacán, el único estado que tiene autorización del departamento de Agricultural Marketing Resource Center (AGMRC).
Este incremento en la ingesta de aguacate y el alto precio que ha conseguido lo ubican como un fruto codiciado. Pero este auge afectó a los bosques de robles y pinos de Michoacán. Según un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), entre 1974 y 2011 cerca de 44,500 hectáreas de bosques en las zonas montañosas del centro del estado se convirtieron en terrenos de cultivo de aguacate.
Gráfica de crecimiento de 1974 a 2007 de hectáreas cultivadas de aguacate. Fuente: “Evaluación del impacto ecológico del cultivo de aguacate a nivel regional y de parcela en el estado de Michoacán (Etapa 1)”.
Jaime Navía, presidente de GIRA, una ONG que promueve el desarrollo rural sustentable, le dijo a The New York Times que desde 1974 que se realizó el estudio unas 26,300 hectáreas, la mayoría de bosques, se han convertido en terrenos para cultivar aguacate.
El poblado que tiene uno de los mayores problemas –reporta el NYT– es Aputzio, donde el problema es reciente y menos extenso que en otras áreas del estado.
Este poblado no está certificado y le vende a compradores de Uruapan, quienes los hacen pasar como si fueran de ese pueblo, que está a tres horas de distancia del corazón de la zona aguacatera.
Es difícil entender que la gente no se dedique a la siembra de aguacate. Los trabajadores ganan cerca 7.5 dólares (casi 160 pesos) al día por ocuparse de los huertos y el doble cuando hay cosecha. Un agricultor puede vender media hectárea en promedio en 4,300 dólares (más de 90,000 pesos), más de lo que el vendedor lograría en un año.
La siembra de aguacate impacta al ecosistema de las mariposas monarcas. El negocio y la ambición podrían afectar el hábitat de esta especie y también del aguacate.