El terremoto se llevó consigo a muchas vidas, pero los mexicanos no están dispuestos a olvidarse de nadie.
CIUDAD DE MÉXICO (AP) — En las aceras, medianas y entre el polvo de ladrillo, el lodo y los escombros de los 38 edificios derruidos en la capital por un sismo de magnitud 7,1, han aparecido altares improvisados en recuerdo de las víctimas mientras la capital empieza a asimilar las pérdidas.
Forma de un proceso del duelo, al recordar y rendir homenaje a las víctimas y a los voluntarios y profesionales que pasaron días trabajando para rescatar sobrevivientes y sacar los cuerpos de más de 350 personas fallecidas.
Ante el campus universitario del Tecnológico de Monterrey, el sur de la capital, la gente colocó muñecos de borregos —la mascota de la universidad— junto a mensajes manuscritos dedicados a cinco alumnos que murieron en el terremoto del 19 de septiembre.
Iasías Medina, de 33 años, visitó esta semana el altar con su esposa, su hijo pequeño y su hija. Los hijos de Medina asisten a la escuela a unos pasos del campus, y tras el sismo él salió corriendo para recogerlos. Estaban a salvo, pero los derrumbes en pasillos y muros mataron a los cinco estudiantes universitarios.
“Me dio tristeza al ver que el edificio estaba estrellado en partes”, recordó Medina.
“Para nosotros como familia nos da tristeza, es una tragedia lo que pasó, y se siente en el alma, en el corazón”, comentó. “Pero ahora para adelante. Como dicen, ‘fuerza, México’ y vamos a salir de esto”.
Más al norte, a una o dos cuadras del lugar donde se derrumbó un ala de una escuela, matando a 19 niños y siete adultos, la gente había colocado flores blancas y coronas en torno a una estatua que representa a una familia. Algunos habían pegado estampas de santos católicos y salmos en un muro, y sobre la estatua había globos en forma de estrella y animales de peluche.
La angustia de los menores atrapados en la escuela Enrique Rébsamen atrajo atención internacional durante las labores de rescate y llegaron mensajes de apoyo del extranjero. Uno de ellos fue un mensaje en video de uno de una de las mayores estrellas del fútbol, Lionel Messi, del Barcelona, dedicado a Leonardo Farias, de 8 años, que fue rescatado en la escuela.
“Hola, Leo, quería mandarte un saludo grande, desearte toda la fuerza desde acá. Espero que te cuides mucho”, dijo el astro argentino.
En el lugar donde se derrumbó un edificio de apartamentos de seis pisos, matando a una docena de personas, alguien había escrito sobre la nueva cerca de contrachapado: “Los vecinos del 32”, en alusión a la dirección del bloque. También se escribieron los nombres de pila de los que murieron en el lugar.
En la calle Petén, donde colapsó un edificio de apartamentos de siete plantas, los voluntarios dejaron una bandera mexicana y varios cascos de construcción que habían utilizado durante las labores de rescate, en un altar en el solar ahora vacío.
Cerca del centro, donde antes se alzaba un edificio industrial y de oficinas, se habían retirado los escombros y sólo quedaban los cimientos de concreto, que marcaban la planta del edificio.
La gente dejó flores y testimonios en los cubos que se habían utilizado para retirar con cuidado los escombros en los primeros días de rescates. Trozos coloridos de telas recordaban a las trabajadoras textiles que habían muriero allí, junto con un cartel que decía “Ni una más”.
“Una costurera vale más que toda la maquinaria del mundo”, afirmó un mensaje pintado en un mural en el último trozo de muro que seguía en pie.