Hot Dog Ramírez tiene tres dueños: dos fundadores –los que arriesgaron su capital–, y uno que llegó luego para adueñarse del alma del restaurante.
Por: Oso Oseguera
Los primeros son dos jóvenes emprendedores: Timoteo Martín y Josafat Verde. El último en llegar es Aquileo “Leo” Cortéz, un veracruzano que vivió 25 años en Estados Unidos y regresó para conquistar con su carisma a los comensales.
En Estados Unidos, Leo fue voceador, bolero, periodista, cocinero, trabajó en la pizca, y otros oficios más. Allá aprendió español y, claro, inglés. Leo hablaba náhuatl.
Su desparpajada y ligera alma veracruzana lo lleva de mesa en mesa y pregunta a los comensales: “Hola, ¿cómo están?”. O de la nada se acerca a una mesa nutrida de gente y echan una porra: “Mé-xi-co, Mé-xi-co”. Leo no deja de sonreír, los ojos se le achican y la sonrisa se agranda.
Así va Leo por el primer local que abrieron Martín y Verde en 2013. De hecho, Leo fue el primer empleado. “Se expresó en un español muy ‘rupestre’ (como dice él mismo) y rápidamente nos conquistó”, dice Verde. De hecho, su mal español casi le acarrea una golpiza cuando tuvo un malentendido con un cliente. Josafat estaba cerca y logró evitar el conflicto de manos.
Los emprendedores mandaron a hacer el logotipo a Argentina. Cuando les llegó dijeron sorprendidos: “Cómo sabían que estaba Leo con nosotros?”.
“Leo se convirtió en el alma de la empresa… y la gente no acepta que Timoteo y yo seamos los dueños… prefieren creer que él es. Y a la gente le encanta la historia de una persona que viene desde abajo, es el premio al esfuerzo”, le cuenta Verde a Barrio.
En redes sociales le han declarado su amor a Leo: “Señor Ramírez, es usted un chingón. Señor Ramírez, no mame, esos hot dogs no los tiene ni Obama”.
Hot Dog Ramírez asistió a un evento en México donde competiría abiertamente contra una cadena de Chicago -Oh my dog. La bandera insignia era el hot dog de chili con carne, pero los organizadores les dijeron que ese no lo podían llevar, porque era el que tendría disponible la competencia.
Así que decidieron llevar el hot dog chilango: salsa costeña (verde), guacamole y con top de juliana de tortillas fritas y, claro, la salchicha de Hot Dog Ramírez. El marcador fue aplastante: 340 a 72, a favor de los mexicanos. “Leo fue, sin duda, pieza clave para lograr ese triunfo”, reconoce Verde.
Hoy, Hot Dog Ramírez tiene en total cuatro sucursales, da empleo a 60 personas y tienen en sus filas al mejor vendedor del mundo de hot dogs: Leo.