La aportación de los mexicanos a EE. UU. no se limita al campo.
Por: Omar Porcayo
Mucho se ha hablado del daño que provocará la cruzada antiinmigrante de Trump en el campo, pero la aportación de los mexicanos a los Estados Unidos no se limita a los campesinos, miles de científicos también podrían dejar el país abriendo un hueco imposible de llenar en materia de investigación.
El endurecimiento de requisitos para otorgar la visa H-1B, que busca atraer profesionales altamente especializados y la amenaza de cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que ha favorecido la movilidad de científicos mexicanos a EE. UU. a través de la visa TN, va a desincentivar la captación de talento e incluso a provocar que grandes científicos mexicanos regresen a su país, advirtió la doctora Sylvie Andrée Didou Aupetit, coordinadora de la Red Temática del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“Creo que las políticas de Donald Trump sí impactarán en la movilidad de alto nivel, no podemos saber por ahora en qué medida, pero es probable que haya un regreso de científicos mexicanos que se combinará con otro fenómeno: el desaliento para irse a Estados Unidos para trabajar y estudiar”, expresó Didou a la revista de la Conacyt.
De acuerdo con cifras oficiales tan solo en 2015 2,894 profesionistas altamente calificados de México obtuvieron la visa H-1B y 12,996 la TN.
A pesar de las críticas de Trump al Tratado de Libre Comercio, Estados Unidos ha sido el más beneficiado con la captación de mentes brillantes. En 2005 solo 1,888 mexicanos destacados se colocaron en institutos y empresas, una década después cuando se facilitaron los requisitos la cifra se incrementó en un 700 %.
“Si Donald Trump piensa que todos los migrantes mexicanos son criminales, es porque no ha conocido de Pablo Meyer, un biólogo computacional, o Enrico Ramírez Ruiz, astrofísico. Son dos de los miles de mexicanos con estudios de doctorado que han dejado su país de origen para ir sobre todo para los Estados Unidos, en una fuga de cerebros que mina la academia mexicana de mentes súper brillantes”, escribió Tim Johnson en un estudio del Baker Institute, que reveló la gran aportación de 20,000 mexicanos con posgrado a Estados Unidos.
En 2013 el científico Moisés Carreón recibió de manos del presidente Barack Obama el premio presidencial de carrera temprana para científicos e ingenieros. Esta distinción es el más alto reconocimiento del gobierno a profesionales de la ciencia.
“Este galardón permite reconocer a jóvenes y prometedores científicos e ingenieros en anticipación a un mayor éxito futuro”, expresó en un comunicado Obama.
Ahora las cosas son muy diferentes.
Inconsciente de sus aportaciones y el daño a la comunidad científica de los Estados Unidos, Trump consiguió poner trabajas a la captación de talento con la orden ejecutiva “Compra estadounidense”.
“Hay más científicos mexicanos contratados en EE. UU. que en el Sistema Nacional de Investigación”, destacó la doctora Ana María Cetto Karmis, miembro de la Sociedad Americana de Física en 2016.
Para la investigadora de la UNAM, las aportaciones de los mexicanos a los Estados Unidos no se limitan al campo: “México aporta muchísimo… si los dejan trabajar es porque les conviene”.
Investigadores e institutos en México coinciden en que esta circunstancia representa todo un reto el gobierno mexicano, que solo destina un .5 por ciento de su Producto Interno Bruto a investigación y ciencia.
Los científicos mexicanos que se queden o regresen, son diamantes que deben ser aprovechados, por lo que es necesaria una mayor inversión en proyectos, infraestructura y salarios.