Damián López Rodríguez llegó a Estados Unidos cuando era un niño. Él encarna el sacrificio máximo de los inmigrantes por el país, pues dio su vida.
La historia de este mexicano es como la de millones que llegaron de niños con sus padres indocumentados y solo conocen un hogar: la Unión Americana. Tan es así que se enlistó en el Ejército a los 18 años y murió en combate en 2007 en Irak.
“Mi hijo no murió robando. No murió cometiendo un crimen”, dice su mamá Ana Rodríguez en un video que distribuye la campaña de Hillary Clinton.
“Damián estaba muy orgulloso de su uniforme… me pidió que le tomara una foto. Murió defendiendo a este país que lo adoptó”, expresa con la voz entrecortada.
El mexicano recibió la ciudadanía póstuma bajo el gobierno de George W. Bush.
Esta pieza contrasta la historia del soldado mexicano con las palabras de Donald Trump, quien al momento de lanzar su campaña electoral dijo que los inmigrantes mexicanos traen crimen, drogas y son violadores.
“Él es el epítome de lo bueno en este país”, dijo Gary Crane, maestro de historia de Damián. “Estoy muy orgulloso de haberlo conocido”.
Este soldado “indocumentado” es un “botón de muestra” de los miles que sirven al país. Algunos han recibido la ciudadanía y otros increíblemente han sido deportados.