Cuando tu presidente te traiciona, no queda más que buscar ayuda divina.
Por: Omar Porcayo
La incertidumbre en el campo estadounidense continúa: la retórica antiinmigrante de Donald Trump agudiza el déficit de trabajadores, originando pérdidas millonarias en el sector. Es por eso que una de las principales organizaciones de granjeros impulsa una medida para que se legalice a sus campesinos de una vez por todas.
La Federación de Oficinas Agrícolas de Estados Unidos (AFBF, por sus siglas en inglés) busca que aquellos trabajadores sin autorización que han laborado en granjas reciban la oportunidad de legalizar su estatus migratorio.
La propuesta de la AFBF señaló en mayo que se debe “minimizar el impacto de las deportaciones en esta actividad económica”.
Según un informe de Public Health, Immigration Reform and Food System Change, hasta el 75 % del total de los campesinos en el país son indocumentados, por lo que su deportación sería catastrófica.
El proyecto señala que los campesinos elegibles deberían comprometerse a trabajar cierto número de años en el sector, para poder aplicar por una “Green Card”.
Esta propuesta se asemeja a la iniciativa que presentaron la senadora Dianne Feinstein y el congresista Luis Gutiérrez, para crear la “Blue Card“, que blindaría a los campesinos de la deportación.
Donald Trump ofreció en reunión con organizaciones agrícolas que buscaría ampliar el programa de visas de trabajo temporales H2-A, aunque se ha documentado que es un trámite burocrático y costoso para los empleadores, que no resuelve el problema de fondo.
“¿Quién va a venir aquí y hacer este trabajo cuando los deporten a todos?”, se preguntó la dueña de Bethel Heights Vineyard, Patricia Dudley, tras la mesa redonda realizada en la Casa Blanca a finales de abril.
Por si fuera poco, hay datos de que decenas de trabajadores inmigrantes se han ausentado de sus centros laborales por miedo a las redadas de “La Migra”. Los granjeros se han visto orillados a aumentar los salarios y prácticamente rogar por personal.
“Hace dos semanas, mi jefe me dijo: ‘necesito más mexicanos como tú’… Yo le dije: ‘son algo difíciles de encontrar’”, contó a Bloomberg un campesino mexicano que trabaja en Kansas.
“Sin la fuerza laboral hispana no podríamos cultivar”, dijo a The New York Times Ben Wiers, agricultor de Ohio que ha visto seriamente afectado su negocio por la falta de trabajadores temporales, que por décadas habían llegado año tras año para ser el motor de la industria.
La situación es muy diferente ahora.
“No es un clima hospitalario”, dijo Wiers, luego de que la pequeña comunidad de Willard tuvo que cancelar la fiesta de bienvenida anual para los trabajadores temporales, por inconformidades con tinte nativista de algunos vecinos.
El problema en el estado es grave y los empresarios ya se lo han hecho saber a su representante republicano, Jim Jordan.
“No tengo más que sentimientos positivos para los inmigrantes”, segundó Chadd Buurma, otro granjero de la zona.
Para Ken Holthouse, la escasez de campesinos es la más severa en años y podría originar perdidas millonarias y hectáreas sin sembrar. Ante la indiferencia del gobierno, este granjero ha decidido mejor buscar ayuda divina:
“Rezamos y esperamos que los trabajadores aparezcan”.