"Esto no se resuelve a balazos", dijo el secretario de la Defensa Nacional de México, Salvador Cienfuegos, al cumplirse una década de la llamada guerra contra el narco.
Por: Omar Porcayo
Hace ya diez años que el entonces presidente de México, Felipe Calderón, sacó al ejército de sus cuarteles para enfrentar con tácticas de guerra a un enemigo pertrechado y camuflado alrededor de casi todo el país, los narcotraficantes.
Cifras oficiales estiman que en este periodo se han registrado 186 mil asesinatos y 28 mil desapariciones, convirtiendo a algunas ciudades de México en unas de las más peligrosas de todo el mundo. Alrededor del 2011 se vivió el momento más álgido de violencia, misma que repuntó en 2015, ya bajo la administración de Enrique Peña Nieto.
Por si fuera poco, el consumo de drogas en México entre los jóvenes se ha incrementado. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas de Estudiantes (ENCODE 2014), el consumo de sustancias entre menores se duplicó en 23 años, al pasar de 8.2 por ciento en 1991 a 17.2 por ciento en 2014.
En 10 años de guerra contra el narco se han registrado 186,000 asesinatos y 28,000 desapariciones.
Ni qué decir de las violaciones a los derechos humanos de parte de las fuerzas castrenses, ampliamente documentadas por organismos no gubernamentales.
“¿Qué queremos? Que las fuerzas armadas tengan un marco [legal] que los respalde cuando tengan que actuar, que no seamos señalados por cuestiones que son propias de las operaciones que realizamos… nos encantaría que la policía hiciera su tarea para lo que está”, dijo el General Cienfuegos en un discurso muy fuerte a las autoridades civiles.
“No estudiamos para perseguir delincuentes… encantados regresaríamos a nuestros cuarteles”, agregó el alto mando militar, que ha tenido que lidiar con los señalamientos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, sobre fragantes violaciones en la materia a ciudadanos, víctimas y presuntos delincuentes.
Las organizaciones criminales simplemente se han ido reorganizando, alternándose el poder y las plazas cada que un cabecilla cae.
Joaquín “El Chapo” Guzmán se encumbró hasta la cima de los cárteles en México y una vez que fue reaprehendido, el trasiego de drogas en el Pacífico mexicano, su zona de influencia, siguió sin mayores afectaciones.
El consumo de drogas entre los jóvenes mexicanos se ha duplicado en los últimos 23 años.
“Nos han vendido que ‘El Chapo’ es una mente criminal maestra, pero nunca hubiera podido llegar hasta donde está, sin la complicidad de las autoridades”, considera Anabel Hernández, especialista en el tema y autora del libro “Los señores del narco y México en llamas: el legado de Calderón”.
La misma periodista aseguró que después de sus investigaciones pudo saber que el presidente Calderón intentó pactar con los narcos ante el fracaso de su estrategia.
Es importante señalar que mientras en México se siguen contando los muertos y desaparecidos por miles, en Estados Unidos, principal consumidor de las drogas que ahí se elaboran, cada vez se abre más el camino para la legalización de la marihuana.
No solo el secretario de la Defensa señala que la estrategia en contra del narco ha estado equivocada, la Organización de las Naciones Unidas, también ha instado al gobierno mexicano a que busque otros mecanismos para limitar el poder del crimen organizado.
"Esto no se resuelve a balazos." 10 años y 100 mil muertos después, apenas se dan cuenta q la guerra contra las drogas ha fracasado¿Y ahora? pic.twitter.com/ia9P4VG0pO
— JORGE RAMOS (@jorgeramosnews) December 9, 2016
“México no tiene una política real contra las drogas“, advirtió Antonio Luigi Mazzitelli, representante en México de la Oficina de la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra la Droga y el Delito.
“Hace falta al país una verdadera política de drogas, que se traduzca en proyectos y en estrategias”, dijo.
Cientos de miles de muertos después, todos coinciden en que la guerra contra el narco fue un rotundo fracaso. ¿Cuándo lo notará el presidente en turno?