Lupita Palacios no se conforma con la secundaria, tiene un siglo de vida y sigue estudiando.
Lupita Palacios pertenecía al 5.5 % de mexicanos analfabetas, sin embargo a sus 96 años decidió salir de ese grupo y aprendió a leer y escribir. La hazaña de la mexicana no quedó ahí, después de obtener el certificado de secundaria, ahora va por la preparatoria.
Oriunda de la comunidad indígena de Vicente Guerrero, ubicada en el municipio de Ocozocoautla, Chiapas, Lupita se ha convertido en un símbolo el tesón y las ganas por aprender, su historia ha sido difundida por diarios mexicanos y la prensa extranjera.
“En seis meses saqué mi secundaria, todo eso a mí me ha motivado a querer saber, leer, escribir y servir”, expresó la nonagenaria a EFE.
Gracias al programa para la educación de adultos del Instituto Chiapaneco de Educación, Lupita ha podido romper con el eterno ciclo de falta de oportunidades que agobia a muchas comunidades chiapanecas.
Comerciante y empleada doméstica, Lupita Palacios pasó casi un siglo sin saber leer y escribir. Durante su infancia no acudió a la escuela ya que sus padres consideraban “que era una pérdida de tiempo”.
Las ganas de aprender le inyectan vida. A sus 96 años mantiene intactos sus objetivos de graduarse de la preparatoria.
“Estudiando puedo aprender la historia de México. La historia de Chiapas ya la he vivido en persona: los sufrimientos, los fracasos, la pobreza”, agregó.
Personal del Instituto Chiapaneco de Educación la visita en su casa para proveerle del material didáctico necesario para su educación, además de aditamentos como unas gafas para corregir su visión por su avanzada edad.
“La realidad es que yo quiero seguir estudiando, para seguir conociendo la ley de la vida”, agregó.
#OrgulloMexicano | Lupita Palacios obtuvo su título de secundaria ¡a los 95 años! En apenas 6 meses, la chiapaneca pudo presumir su diploma ❤️. pic.twitter.com/5eupWMBcQD
— Luces del Siglo (@lucesdelsiglo) March 26, 2018
Las autoridades mexicanas tienen delante de sí un gran reto para garantizar la educación de la población en las comunidades indígenas. En 2017 la Secretaría de Educación Pública echó mano de 60,477 maestros de educación indígena y prestadores de servicios de atención para migrantes, para atender a poco más de 1.3 millones de niñas y niños indígenas y en situación de movilidad en 22 mil escuelas en México.
Los dialectos que se hablan en las comunidades suman otra complejidad para el estado mexicano que debe proveer educación bilingüe para evitar la marginación social y respetar los usos y costumbres locales.