Con todo y sus "grandes" diseñadores, se fusilan el patrimonio de los indígenas.
Por: Omar Porcayo
Mango presume con orgullo ser una de las compañías de moda más importantes del planeta, con más de 2,500 tiendas en 100 países y diseños de vanguardia, sin embargo hay señalamientos de que algunas de sus propuestas son copias de diseños de indígenas mexicanos, que no ven un centavo de las regalías por la venta de los productos en sus exclusivas tiendas.
La jalisciense Erandi Sánchez denunció en Twitter que la empresa transnacional “plagió” los bordados de la comunidad indígena de Tenango, para estamparlos en un suéter de su colección de verano 2017.
Todo plagio es grave. Corporación Mango se roba bordado de de la comunidad indígena de Tenango. pic.twitter.com/pqylajbyFn
— Erandi Sánchez (@erandi_san) October 11, 2017
“Todo plagio es grave. Corporación Mango se roba bordado de la comunidad indígena de Tenango”, escribió la joven mexicana en una publicación que ha generado indignación y molestia entre los usuarios.
Un trabajo de Julio García Castillo para “El Souvenir”, detalló el colorido de los bordados que realizan los artesanos de Tenango de Doria en el estado de Hidalgo. Además de la precisión con la que se elaboran estos textiles, se requiere de un trabajo arduo y manual para lograr la calidad que los ha hecho famosos.
Las imágenes del reportaje que ensalza la aportación cultural de la comunidad otomí-tepehua, muestran las enormes similitudes entre los diseños indígenas y la propuesta comercial de Mango.
En 2014, los artesanos de Tenango crearon marcas colectivas para proteger sus diseños ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
“Estos bordados reflejan una cosmovisión por medio de pequeños pasajes de la vida y del trabajo de quien los elabora con múltiples destellos de color y de alegría, lo que los hace únicos en el mercado y, por ende, susceptibles de ser copiados”, advirtió el IMPI en aquel año, cuando cobijó el trabajo de los indígenas.
Ni Mango, ni el IMPI, se han pronunciado hasta el momento de elaborar este artículo, sobre los señalamientos de plagio, pero en redes sociales el veredicto es de rechazo unánime a la apropiación de una corporación del trabajo intelectual de indígenas mexicanos.
En el sitio web para México de Mango, se pueden encontrar una serie de diseños con toques étnicos que rondan los $52 dólares ($999 pesos).
Este no es el primer caso donde una empresa extranjera es señalada por copiar el trabajo de los indígenas para sus onerosas colecciones.
En 2015, la diseñadora francesa, Isabel Marant, fue acusada de “copiar descaradamente” las prendas confeccionadas en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. En ese caso la evidencia también era abrumadora.
El plagio no ha sido la única controversia generada entre la industria de la alta costura y los indígenas mexicanos. El Universal reportó en julio que la marca del diseñador Christian Louboutin pagaba a trabajadores mayas $10 dólares, por decorar bolsas que se venden en $1,500 dólares en sus tiendas.
A todas luces, es injusta la relación que hay entre la moda internacional y los indígenas mexicanos.