Manjares del campo mexicano, directo a tu mesa.
Por: Omar Porcayo
Mientras Donald Trump envía a la mesa de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) condiciones indignantes, los indicadores económicos muestran de forma cada vez más patente que el estrecho vínculo comercial entre México y Estados Unidos es vital.
El Departamento de Agricultura (USDA, por sus siglas en inglés), reportó que para 2016 México se convirtió en el principal proveedor de alimento fresco a la Unión Americana.
Con un volumen de exportaciones por 22,507 millones de dólares, la industria agroalimentaria mexicana desplazó en ventas a la canadiense, que exportó a su vecino un total de 21,431 millones de dólares, para ubicarse en segundo lugar. La Unión Europea, se rezagó en tercero, con 20,397 millones de dólares.
USDA prevé que en 2017 México no solo se mantendrá como el principal abastecedor externo, sino que además mantendrá su línea ascendente.
En 1993, un año antes de la entrada en vigor del TLCAN, México apenas vendía a Estados Unidos alimentos por 2,717 millones de dólares. Las ventajas competitivas del tratado, permitieron incrementar el intercambio de productos agrícolas exponencialmente.
Factores como el precio de la mano de obra, la cercanía y el costo del agua, han permitido a los mexicanos incrementar su producción para beneficio de los consumidores estadounidenses.
En sentido contrario, la situación es equitativa. Como el segundo mayor importador de alimentos en el mundo, México le compra grandes cantidades de alimento a los Estados Unidos. California y Texas, tienen el principal destino de sus exportaciones en el lado sur de la frontera.
Un eventual fin del TLCAN, sacudiría las industrias en ambos países, con efectos negativos directos en los empresarios y los consumidores.
“Francamente estoy sorprendido y decepcionado por la resistencia de nuestros socios en Canadá y México… se niegan a aceptar acuerdos que claramente son los mejores”, dijo el encargado estadounidense de la renegociación del acuerdo comercial, Robert Lighthizer, al finalizar la cuarta ronda de pláticas.
“Lo que fue descrito como intransigencia, es sensatez”, respondió Ildefonso Guajardo, Secretario de Economía de México, luego de una tensa sesión que amenaza con poner fin al acuerdo vigente desde hace 23 años, por exigencias estadounidenses para cambiar las reglas de origen.
Empresarios de todo el país han “encendido las alarmas” ante la amenazante postura de Trump. Thomas J. Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de USA, advirtió que hay una “situación crítica” que los obligaría a buscar cobijo en el sistema judicial de los Estados Unidos, si la situación llega al extremo del rompimiento.
“Estados Unidos podría esperar aranceles más altos, se romperían las cadenas de producción y se reduciría la cooperación en otras áreas prioritarias como la lucha contra el terrorismo o los esfuerzos antinarcóticos”, dijo Donohue.
No hay área más sensible en la cadena productiva de un país, que la distribución de alimentos y la administración Trump está amenazándola sin una razón de peso, solo por una absurda posición política.