A plena luz del día y en la Gran Manzana, se lava el dinero sucio.
NUEVA YORK (AP) — En las fotos, Alejandra Salgado y su hermano menor Roberto parecen simples turistas que pasean por el centro de Manhattan. El lleva una bolsa de compras. Ella lleva vestido blanco, collar y una cartera de cuero grande colgada sobre un hombro.
Pero sus paseos distaban de ser inocentes.
A lo largo de dos horas, agentes federales tomaron fotos de la pareja que fue a siete bancos para depositar en cada uno poco menos de 10.000 dólares, todos de los fajos de billetes que llevaban en sus bolsos.
Los fiscales dicen que los pequeños depósitos en diversos bancos son uno de los métodos empleados por los carteles mexicanos del narco para sacar miles de millones de dólares en ganancias de Estados Unidos sin llamar la atención de los reguladores bancarios.
Los carteles recaudan buena parte de sus ganancias en el mercado estadounidense de la misma manera que introducen la cocaína y otras drogas, mediante cruces furtivos de la frontera.
Pero el uso de los bancos sigue siendo uno de los métodos, dijo James Hunt, jefe de la oficina de Nueva York de la agencia antidrogas DEA. Los depósitos son pequeños porque los bancos deben informar al gobierno de cualquier depósito superior a 10.000 dólares. Además, tienen la ventaja de que si los investigadores los descubren es poco el dinero confiscado. Además, las penas para los depositantes suelen ser menores.
“Les toma más tiempo, pero el golpe no es tan rudo si los atrapan”, dijo Hunt.
Antes de ser apresados a fines de septiembre, los Salgado cobraban por lavar hasta 1 millón de dólares por mes recaudados a vendedores vinculados con el cartel de Sinaloa, dijeron los fiscales.
Alejandra Salgado, de 59 años, con dirección en la Ciudad de México, se encontraba en Estados Unidos con una visa ya vencida y era supervisada por un jerarca del cartel.
La vigilancia en Nueva York comenzó cuando su nombre apareció en una investigación de células de lavado de dinero en el sur de California, Michigan y Arizona, realizada por investigadores de la DEA, el Departamento de Seguridad Nacional, la agencia impositiva IRS y agencias locales.
Los detalles en los archivos de los agentes federales y los fiscales del área de la droga permitieron a la AP conocer cómo operaban los Salgado.
Anteriormente ella cruzaba la frontera transportando dinero en un auto.
Pero luego los líderes del cartel le dieron la tarea de depositar fondos en cuentas bancarias abiertas bajo nombres falsos y emitir cheques a favor de una compañía agrícola de San Diego controlada por el cartel.
En una conversación grabada por los investigadores, ella dice que la tarea era “molesta”, pero menos peligrosa que la anterior.
Después que su jefe le dijo que había “mucho trabajo” para ella en Nueva York, se fue con su hermano, residente legal con dirección en Alaska, a Manhattan donde se instalaron en un hotel a mediados de 2013.
Por razones de seguridad, ella prefería recibir el dinero de los dealers en el centro en lugar de los territorios de operaciones de éstos en el Bronx o Washington Heights.
“Como dijo un amigo: ‘Este es un negocio para gente ruda”’, dijo en una conversación con un agente encubierto. “Y todo se basa en la confianza”.
Ya estaban siendo investigados cuando los hermanos efectuaron una veintena de depósitos por montos entre 8.100 y 9.600 dólares en bancos de diversos barrios de Manhattan.
Valió la pena seguir el rastro del dinero para “conocer las prácticas” de los carteles, dijo la fiscal especializada en drogas Bridget G. Brennan, cuya oficina estuvo a cargo del caso.
En la audiencia en que sentenciaron a Francisco Salgado, su abogado Jeffrey Taub lo describió como un participante menor en “una situación poco feliz”.
Las penas por lavado suelen ser menores que las de la justicia federal en casos de asociación ilícita. Los hermanos se declararon culpables a cambio de penas entre uno y cuatro años.
El abogado de Alejandra Salgado, Robert W. Georges, dijo que su clienta será deportada cuando purgue su condena, algo que ella acepta.
“Siente remordimientos y quiere reanudar su vida en México”, dijo Georges.
La cárcel y la deportación probablemente no era lo que Salgado tenía en mente cuando dijo a un agente encubierto, en una conversación telefónica grabada, que ser correo de fondos era una buena manera de ganarse la vida en el mundo traicionero de las drogas.
“Vivo en paz y vivo tranquila”, dijo.