Esta fundación solo sirvió para hacer más ricos a sus cuates.
A seis meses de la elecciones, la carrera por la presidencia en México comienza a cerrarse y los “trapitos sucios” de los contendientes se convierten en losas que pueden tumbar sus aspiraciones.
Es el caso de Ricardo Anaya, abanderado del llamado “Movimiento Ciudadano” – una extraña alianza entre el partido conservador PAN y el izquierdista PRD – , que es señalado por encabezar una opaca fundación que en lugar de cumplir con un cometido social, enmascaró negocios inmobiliarios que dejaron jugosas ganancias a políticos y empresarios en Querétaro, el estado natal del precandidato presidencial.
Fundación por más Humanismo se creó en el 2009 con la misión de “fortalecer la conciencia democrática de los queretanos y su formación cívico-política”, sin embargo se trata de un “fantasma” que nunca registró una actividad pública, pero que sí recibía y transfería dinero y bienes inmuebles con la complacencia del entonces gobernador de Querétaro y exjefe de Anaya, Francisco Garrido Patrón.
“De acuerdo con documentación oficial y financiera que obtuvo Proceso, en 2010 Anaya recibió en la cuenta bancaria de la fundación un depósito de un millón 650 mil pesos del empresario Abraham Jaik Villarreal, dueño de JV Construcciones Civiles; con esa cantidad adquirió un terreno donde construyó un edificio que, en 2016, vendió en 7 millones 854 mil pesos a la empresa Agacel Agregados y Asfaltos, copropiedad de Lorena Jiménez Salcedo, presidenta de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) en Querétaro y exsecretaria particular del gobernador panista Francisco Domínguez Servién”, detalla en un amplio reportaje el semanario Proceso.
Como en otras ocasiones, el queretano negó estar involucrado en cualquier acto irregular que haya cometido esta fundación, aunque no la incluyó en su declaración patrimonial denominada en México, 3 de 3.
Anaya ya ha sido señalado en el pasado por el diario El Universal de amasar una fortuna junto a su familia en su corta carrera política y cuyo ascenso ha sido meteórico. Ese progreso le ha costado también acusaciones de traiciones internas en su partido, el PAN.
Los detractores del político de 38 años lo criticaron por desdeñar la educación pública en México, pues se descubrió que sus hijos y su esposa, vivieron con todos los lujos en Atlanta, Georgia, de 2015 a 2017, para que sus menores cursaran la educación primaria.
Según una encuesta de El Universal, Ricardo Anaya ha crecido en las preferencias electorales hasta colocarse en segundo lugar con 26 %, solo seis puntos porcentuales debajo del puntero Andrés Manuel López Obrador. En tercer lugar marcha el oficialista José Antonio Meade con 16 %.
Esta por verse, cómo le afectan a Anaya estos señalamientos y cuántos otros “esqueletos tiene en el armario”.