Las delicias mexicanas no necesitan documentos.
El sexto mejor restaurante en los Estados Unidos no es pomposo, ni mucho menos costoso, pero guarda los aromas y sabores más tradicionales de la cocina mexicana con orgullo. El South Philly Barbacoa, que se encuentra en la ciudad de Filadelfia, fue listado por la revista gastronómica “Bon Appétit” entre los diez mejores nuevos restaurantes de la Unión Americana este 2016.
Las creaciones de su cocina son obra de la chef Cristina Martínez, una mexicana que aprendió la receta familiar en el barrio de Capula en el Estado de México, de donde salió hace 10 años en busca del Sueño Americano.
Martínez recreó en la ciudad cuna de la independencia de los Estados Unidos, un restaurancito típico mexicano en el que se puede encontrar la original barbacoa de hoyo, pancita y por supuesto el consomé. Igual que lugares similares en México solo abre los fines de semana, los días estelares de la barbacoa.
“Es una bendición para mí y para mi pueblo que nuestra comida haya llegado a todo el mundo y que ahora sirva para contar historias de migrantes como yo“, contó a EFE.
La historia de Cristina está llena de sacrificios y esfuerzo, igual que la de 11 millones de inmigrantes indocumentados que tienen que trabajar y vivir bajo la sombra de la deportación.
Esta emprendedora viajó a Estados Unidos en 2006 con el único fin de ayudar a su familia, pero debido a su estatus migratorio se vio obligada a regresar a México. Decidió volver a Filadelfia tres años después, tuvo que pasar días sin comida, ni agua en el desierto.
Después de trabajar en diversos restaurantes decidió instalar el suyo junto a su esposo, Ben Miller. En 2015 inició una aventura que ha ganado el reconocimiento de los críticos, pero también de la comunidad mexicana, pues la pareja sabe que su compromiso va más allá de servir unos buenos tacos.
Según la reseña de “Bon Appétit” se trata de un acogedor local decorado con motivos de la cultura mexicana migrante. En junio albergaron una exposición de arte que reclamaba justicia social para los millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos.
Cristina está consciente de que revelar su condición migratoria pone en riesgo su permanencia en el país, así como la existencia de su negocio, pero ella ya no está dispuesta a esconderse.
“Buscamos utilizar la buena publicidad que tenemos para revelar la verdad de la industria restaurantera”, dijo a la revista especializada. Y es que millones de inmigrantes sostienen las empresas desde puestos invisibles como lavaplatos, garroteros, meseros o cocineros.
“No nos estamos escondiendo”, escribió Miller que a pesar de estar casada con un ciudadano estadounidense tendría que regresar a México de 3 a 10 años para comenzar su trámite migratorio desde cero. “Lo mejor que podemos hacer es decir la verdad”.
South Philly Barbacoa no utiliza sus redes sociales solo para invitar a clientes a visitarlos. Se mantienen muy activos impulsando a la comunidad a exigir sus derechos mediante etiquetas como #right2work (derecho a trabajar). Han albergado eventos para hablar y sensibilizar sobre la contribución de los inmigrantes indocumentados a la industria restaurantera.
La victoria de Donald Trump no la ha amilanado en lo mínimo: “Un solo hombre no puede romper la vida de tantas personas. No tenemos miedo de que nos deporten. Lo que nos preocupa es la ruptura de sensibilidad con los niños que ahora le preguntan a sus padres si tienen papeles y si se van a poder quedar en el país donde ellos nacieron”.
A pesar de las amenazas de Trump, Filadelfia es una ciudad santuario que se ha comprometido a no perseguir por orden federal a los inmigrantes indocumentados, ni a cooperar con “La Migra”.
Definitivamente los tacos en South Philly Barbacoa saben a México, saben a dignidad.