"Si yo fuera Donald Trump... habría mandado a golpearte en la cara".
Ted Cruz necesita hacer de todo con tal de rescatar su campaña, incluso intentar dialogar con los seguidores más recalcitrantes de Donald Trump.
En la víspera de las cruciales elecciones primarias del Partido Republicano en Indiana, el senador texano cruzó la calle para entablar un tenso diálogo con unos cuantos seguidores del magnate neoyorquino, que le gritaban de todo en North Washington Street de Marion.
“¿Qué te gusta de Donald Trump?”, preguntó Cruz a uno de los manifestantes, que sostenían cartelones y gritaban improperios.
“Todo”, respondió sin dar lugar al debate, el hombre que portaba unos lentes oscuros.
Cuando Cruz escuchó referencias al espinoso tema de la inmigración se aprestó a confrontarlos: “De entre todos los candidatos, nombra a uno que enfrenta un juicio por contratar inmigrantes ilegales… Nombra uno, Donald Trump”.
Como queriendo ganar la simpatía de esta media docena de rijosos, Cruz también presumió su férrea defensa a la portación de armas.
“Si yo fuera Donald Trump, no habría venido a charlar contigo”, aseguró el político que marcha en segundo lugar de las preferencias republicanas a nivel nacional. “¿Sabes qué habría hecho?, le habría pedido a esas personas que vinieran y te pegaran en la cara”.
“¿Eres canadiense?”, gritó otro de los manifestantes escudado en el anonimato. No obtuvo respuesta.
Sin acuerdos, y con muy poca sustancia de tan infructuosa charla, Cruz regresó al lado de su acera, donde lo esperaban sus simpatizantes.
Desesperado, muy desesperado debe estar, para intentar convencer a los que ven en Trump el futuro del país.