Los medios, Hillary Clinton y el mismo Donald Trump, han sepultado las posibilidades del Senador Bernie Sanders. Pero está esperando que se le haga el milagro que quizá no sea tan imposible.
A pesar de que sus posibilidades matemáticas son mínimas, Bernie Sanders ha dejado en claro que no abandonará la carrera y ha apuntado todas sus baterías a California, con la esperanza de que un triunfo espectacular en las primarias del 7 de junio cambie drásticamente las tendencias.
Para muchos, se trata de una ilusión, de una guerra perdida, pues a Hillary Clinton le bastan 80 delegados más para amarrar la candidatura.
¿Entonces, en qué basan sus esperanzas los “Bernielievers“?, ¿por qué no cesan la lucha interna y se dedican a unir fuerzas en contra de los republicanos?
Las encuestas colocan mejor posicionado a Sanders para vencer a Trump. Un sondeo de NBC/Wall Street Journal, ubica a Clinton 3 puntos por encima del republicano, pero Sanders lo vapulearía por 15.
Tan solo en California, hay 7.7 millones de electores registrados para el 7 de junio, muchos jóvenes y de minorías. Dos sectores en los que Bernie “nada como pez en el agua”.
Clinton está siendo investigada por el FBI y ha recibido la cobertura más negativa de la prensa, de entre todos los precandidatos. Nunca antes los demócratas han postulado a nadie tan impopular.
Sanders ha logrado empatar técnicamente a Clinton en las preferencias entre los hispanos, que representan el 28% de los votantes en California (3,84 millones aproximadamente). Son 22% más que en las elecciones de 2012, especialmente latinos jóvenes, esos que se movilizan y seguramente acudirán a las urnas.
Un arrasador triunfo de Sanders, lo llevaría a la Convención Demócrata muy fortalecido, donde podría apelar a que los súper delegados le dieran su confianza, como sucedió 2008, cuando ni Barack Obama, ni Hillary Clinton, lograron la cuota de delegados necesaria para ganar en las primarias.
California y el voto latino, serán entonces el fin del sueño del movimiento de Sanders, o tan solo el principio.
Hillary y gran parte de la prensa insisten en que esto “ya terminó”, qué ella ganó, pero como dicen por ahí, “hay que ver para creer”.