El silencio y la indiferencia ya no son opciones ante lo que está sucediendo con miles de niños separados de sus padres.
El horror, el terror, el miedo y las peores fatalidades que se pudieron imaginar que sucederían a la comunidad inmigrante cuando Donald Trump asumiera la presidencia se han materializado, porque el muro y la confiscación de remesas parecen nimiedades en comparación a la salvaje política de separar a los niños de sus padres y encerrarlos en jaulas como si fueran animales.
Este lunes la organización ProPublica difundió un audio de niños llorando en uno de los 100 centros de reclusión para menores inmigrantes que se han instalado en 17 estados, donde están retenidos cerca de 11,000 almas.
Voces claramente reconocibles de niñas y niños pidiendo desesperados por sus papás se escuchan en la grabación que no podía resultar más aterradora, de no ser por las voces de agentes de la Patrulla Fronteriza burlándose de los infantes.
“Tenemos toda una orquesta aquí”, dice con un infame dejo de crueldad un oficial de la fuerza migratoria de Trump.
No es exagerado decir que estamos ante la presencia de un gobierno que siembra deliberadamente el terror y promueve una política de limpieza racial, amparado bajo un supuesto mandato divino. Tal y como hicieron los nazis hace 80 años.
“Es la voluntad de Dios hacer valer la ley”, aseguró el Fiscal General Jeff Sessions, antes de citar un pasaje de la Biblia, sin ningún pudor, sin esconder su visión facciosa para ejercer la administración pública en la que se autoproclama la democracia más grande del planeta.
En solo dos años de la administración Trump, Estados Unidos, el otrora campeón de las libertades, se ha convertido en un paria a nivel internacional en el respeto a los Derechos Humanos, especialmente de los infantiles.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó de “inadmisible” la política de cero tolerancia que ha separado a miles de niños de sus padres. “La idea de que cualquier estado busque disuadir a lo padres infligiendo este tipo de abusos a los niños es inadmisible. Llamo a Estados Unidos a poner fin inmediatamente a la práctica de separación forzada de estos niños”, dijo Zeid Ra’ad Al Hussein, alto Comisionado para los Derechos Humanos.
Poco y nada le importa la condena mundial al gobierno de Trump, que a través de la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen, defendió sus políticas y negó tajantemente que piensen siquiera en pedir una disculpa, por el contrario, harán prevalecer una estrategia que no está marcada en la ley.
Porque en el accionar de Trump no hay pudor, de hecho, mientras más visible y aterrador sean las imágenes de niños de hasta 8 meses de nacidos encerrados en jaulas, más efectivo es su mensaje: los inmigrantes deben de temer, no solo por su libertad, sino la de sus hijos.
Documentos que obtuvo la cadena CNN provenientes de la agencia que dirige Nielsen, prueban que la política de Trump es una estrategia orquestada a los más altos niveles para intimidar a los inmigrantes y refugiados que buscan una oportunidad en Estados Unidos.
La historia tendrá reservado un lugar en la ignominia para Trump y todos sus cómplices que están resquebrajando en un tiempo récord el espíritu de libertad y progreso sobre el que se construyó este país, pero también para aquellos cuyo silencio es igual de escandaloso.
Los representantes locales y federales, la sociedad civil, los famosos que tienen un foro para enviar el mensaje, deben levantar la voz con toda su fuerza, como si fueran sus hijos los que lloran en la oscuridad de una prisión improvisada.
Los jefes de estado de países como México, Guatemala, Honduras y El Salvador, no solo están obligados a denunciar, sino también a ejercer acciones concretas para penalizar las acciones de Trump, por más poderoso que parezca.
Las potencias del mundo entre las que destacan Francia, Inglaterra y Alemania, no pueden hacer caso omiso de la historia, no pueden olvidar qué pasó la última ocasión en que fueron complacientes con un tirano y su grey, que se sentían iluminados por Dios, que se sentían una raza superior.
Los ciudadanos, especialmente los de origen latino, debemos utilizar todos los medios a nuestro alcance para frenar esa política de odio a nuestros hermanos y sus hijos. No solo la manifestación pública, enterarse, interesarse, platicarlo en familia, es un acto de solidaridad con quienes soñaron con alcanzar el mismo sueño que nosotros y se encontraron con una pesadilla.
CÓMO PARTICIPAR:
La congresista Pramila Jayapal ha anunciado una movilización nacional en contra de la separación de familias para el próximo 30 de junio en Washington y otras ciudades. Para más información puedes ir aquí familiesbelongtogether.org.
La abogada y activista Carolina Rubio MacWright está organizando un viaje al centro de detención de Dilley, Texas, del 22 al 27 de julio.
The Young Center recluta voluntarios para ser asistentes de niños inmigrantes que necesitan ayuda. Puedes ir aquí.
Contacta a tu representante local y hazle saber tu desacuerdo con la política cero tolerancia de Trump.