Los defensores de la posesión de armas aseguran que es un derecho que brinda la Constitución a los ciudadanos para defenderse. Nosotros les preguntamos, ¿cuántas personas se han defendido con su propio armamento durante los últimos tiroteos masivos en el país?
El fusil AR-15 que utilizó el agresor en la matanza del club “Pulse” en Orlando cumplió su cometido: es un arma automática diseñada para infringir el mayor daño fatal a las víctimas, en el periodo de tiempo más corto posible.
Según las crónicas hubo un policía que intentó repeler la agresión en los primeros instantes, pero fue fácilmente doblegado por el “rifle favorito de América”.
El fusil fue adquirido legalmente por una persona que había sido investigada por el FBI debido a sus tendencias hacia el extremismo. Se preservó el derecho consagrado en la Segunda Enmienda, por encima del peligro que representaba para la población.
De acuerdo con las autoridades, este mismo modelo de rifle fue con el que se perpetraron los fatales atentados en Aurora, Colorado (20 de julio de 2012), en la escuela Sandy Hook en Newtown, Connecticut (14 de diciembre de 2012), y San Bernardino, California (2 de diciembre de 2015).
En el país se han vendido 3.3 millones de rifles AR-15. En Florida se entrega al comprador de un día a otro.
No existe constancia de que ningún civil haya utilizado su derecho a portar armas, para defender a la centena de víctimas que suman en los ataques mencionados. No podría, a menos que tuviera un rifle de poder similar y la preparación militar de muchos de los agresores.
La Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) en realidad defiende una industria millonaria. Su “invencibilidad” en el Congreso obedece a la obscena cantidad de dólares que se mueven a diario por la compra venta de armas.
En 2014 la producción y venta de armas contribuyó a la economía norteamericana con 43 billones de dólares y generó cerca de 263 mil empleos, según la Fundación Nacional de Tiro Deportivo.
La ley que data de 1789 refleja la cultura armamentista de los estadounidenses, pero en este momento obedece a razones meramente económicas.
Como cada vez que un hombre trastornado actúa en contra de inocentes, se desata el debate acerca del control de armas, sin consecuencias legales.
Actualmente una iniciativa en Everytown.org busca convertir la indignación social en una iniciativa de ley que llegue al Congreso para al fin, regular su posesión.
¿Nos afecta la regulación de armas a los latinos?
No. Pero sí nos beneficiaría.
Así de sencillo, de acuerdo con estadísticas del Centro de Política sobre Violencia (VPC, por sus siglas en inglés), los latinos somos la comunidad menos proclive a poseer pistolas. Solo el 11% de la población tiene una. Los afroamericanos registran una tasa de 16%, por 27% de los blancos.
Lo más lamentable es que no tenemos armas, pero sí somos víctimas de ellas. El análisis de VPC indicó que “la tasa de victimización por homicidios para hispanos en los Estados Unidos es casi el doble de la tasa correspondiente a la población blanca”.
La tragedia en Orlando es la muestra más indignante de que la posesión de armas es el negocio de unos cuantos a costa del interés de millones. Y precisamente en este momento por el que atraviesa el país, mezclar el odio con el acceso irrestricto a las armas ha resultado fatal.