Si lo que Trump quería era desatar el miedo entre la comunidad latina, lo ha logrado, el problema que no consideró es que al ahuyentar a los inmigrantes, ahuyenta a la mano de obra que alimenta al país.
Por: Omar Porcayo
“Vamos a vivir en un mundo sin duraznos, al menos sin duraznos de California”, considera Harold McClarty, de las granjas HMC en el condado de Fresno, California, que vive momentos complicados para encontrar los trabajadores suficientes para mantener su producción.
“Hemos tenido increíbles problemas laborales este año y la situación solo se va a poner peor”, reveló el granjero a USA Today.
Y es que la acometida de Donald Trump en contra de los inmigrantes indocumentados ha puesto en grave peligro a la industria que aporta el 13% de los alimentos a las mesas de los estadounidenses. Duraznos, ciruelas, almendras, espárragos, fresas, tomates, ciruelas, ajo… de todo se puede cultivar en el Valle Central de California, pero los campos cada vez están más vacíos.
Un sondeo del Instituto de Liderazgo y Políticas Públicas de la Universidad Estatal de California reveló que los campesinos inmigrantes se han ausentado de los centros de trabajo por miedo a la deportación.
“Con la actual administración la gente no está acudiendo a trabajar”, dijo Albert Garnica, vicepresidente de operaciones de la granja Taylor en Salinas.
Mientras que a nivel nacional el miedo de los inmigrantes sin autorización a que ellos o algún familiar sean deportados ronda el 21 %, en el Valle Central de California es del 68 %.
“La altamente publicitada amenaza de deportación ha infundido mucho miedo entre los trabajadores agrícolas y sus hijos”, dijo a USA Today Bruce Goldstein, presidente de la organización no lucrativa Farmworker Justice.
De acuerdo con Goldstein, los campesinos están dejando vacantes que los empleadores no pueden ocupar ni siquiera aumentando sueldos y prestaciones. Los trabajadores estadounidenses simplemente no quieren esos puestos.
El reporte ”Public Health, Immigration Reform and Food System Change”, publicado en abril estimó que de los dos millones de trabajadores agrícolas que sostienen la industria, al menos el 75 % son indocumentados.
“El sistema alimentario estadounidense podría colapsar sin la fuerza de los inmigrantes”, destacó el coautor del estudio, Robert P. Martin.
El académico del Centro Johns Hopkins no solo considera la persecución de los inmigrantes lamentable, sino también la falta de acción gubernamental para arroparlos y protegerlos, debido a las condiciones inadecuadas en las que laboran.
“La resiliencia del sistema alimentario por mantener una fuerza laboral vulnerable puede amenazar el abastecimiento y seguridad de la comida”, escribió Martin. “Los trabajadores del campo viven en condiciones de pobreza y expuestos a condiciones insalubres como los pesticidas, por lo que no pueden desempeñar su trabajo eficientemente”.
El problema del desabasto o encarecimiento de comida no se restringe a la agricultura. En la ganadería ya se sienten los efectos en estados que se decantaron por Trump en las elecciones. En Wisconsin, principal estado productor de leche, las granjas atraviesan por los mismos problemas debido a la falta de trabajadores.
De continuar este problema se estima que el precio de los lácteos podrían aumentar hasta un 90 %.
Si tu próximo desayuno no incluye leche, ni fruta… dale las gracias Trump y a su banda de fanáticos.