Una prestigiosa compañía japonesa de ballet tuvo que hacer una excepción ante el talento del joven mexicano.
Por: Grethel Delgado
Un mexicano deslumbró a los directivos de una compañía de ballet que en sus cinco décadas no había tenido un extranjero entre sus bailarines. El afortunado y talentoso Braulio Álvarez es hoy uno de los primeros solistas en la compañía, además de trabajar como coreógrafo.
Yukari Saito, directora del Ballet de Tokio, una de las tres compañías más prestigiosas de Japón, vio al bailarín mexicano en una de sus presentaciones. La experiencia de Braulio en el Ballet de Hamburgo, sus excelentes condiciones físicas y su conocimiento del idioma japonés fueron sus cartas de presentación.
Braulio nos comentó acerca de sus objetivos y cómo ha sido el contacto con una cultura diferente, pero que le ha abierto las puertas. Asegura que ha “conocido a gente maravillosa, muchos de los cuales se han vuelto mis buenos amigos”.
“Cada ser humano es un posible futuro amigo, solo hay que tener las ganas de comunicarse y la apertura para aceptar diferentes formas de pensar”.
El joven de 1.85 metros de altura estaba listo para lanzarse a otro reto, pues quería interpretar personajes de mayor peso. Así fue como aceptó la invitación de la directora artística japonesa para ser parte de la compañía, además como primer solista, una posición muy deseada.
Para Braulio, llegar al ballet de Japón “fue una oportunidad para crecer como bailarín, maestro, coreógrafo y como persona”.
Sin embargo, aceptarlo en la compañía no fue tan fácil, pues en sus 52 años de historia no habían tenido un extranjero entre sus integrantes. Como el artista expresó a Danza-RevistaMX, para obtener el éxito tenía que salir y de este modo encontrar nuevas oportunidades.
El único mexicano en el ballet japonés
El interés por la compañía de ballet japonesa no fue casual. Desde que Braulio realizó una gira al país asiático en 2009, quedó fascinado con la cultura y comenzó a aprender japonés por Internet.
Su pasión por el ballet llegó gracias a su madre, Irasema de la Parra. Ella tenía una academia de danza y Braulio comenzó a recibir clases desde los cuatro años.
“Desde que era chico, muchos me dijeron que yo no tenía el cuerpo para ser bailarín profesional. Aunque siempre conté con el apoyo de mis papás, hasta el día de hoy estoy luchando contra mi cuerpo intentando moldearlo para que se acerque al estereotipo del bailarín de ballet”, dijo Braulio.
A los 15 obtuvo una beca para estudiar en los Estados Unidos y más tarde integró el Ballet de Hamburgo. A partir de allí ha viajado por todo el mundo.
“Creo que esa lucha me enseñó desde una temprana edad a seguir mi propio camino sin prestar mucha atención a las barreras que otros me ponían”.
Braulio se ha desempeñado como coreógrafo, demostrando que su amor por el ballet cubre otras áreas dentro de una compañía. Además, tiene un blog donde comparte sus experiencias.
“Mi objetivo en Japón es expresarme a través del movimiento y brindar esa oportunidad a otros. Pero si mis acciones inspiran a otros a seguir sus sueños, ¿qué mas puedo pedir?”, concluyó.
Su sueño es crear su propia compañía de ballet. ¡Venga, Braulio!
___
También te puede interesar:
#MéxicoVive: Bailarines y fotógrafo retratan el lado más bello del suelo azteca