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#GuerreroAzteca: El mexicano Germán Madrazo se ganó el corazón de los JJ. OO. de Invierno

"No hay que llegar primero, sino hay que saber llegar".

México no tiene tradición en los deportes invernales, sin embargo Germán Madrazo tenía la gran ilusión de portar sus colores sobre la blanca nieve de Pyongyang 2018. No solo lo logró, además compitió y se ganó el corazón de todo el mundo.

Con 43 años, el originario de Querétaro, México, terminó este viernes en el lugar número 116 del 

Con una gran sonrisa en el rostro y portando la bandera mexicana por todo lo alto, Madrazo terminó con un tiempo de 59’35”4, en la prueba de 15 km, libres.

“Representar a México es la mayor experiencia de mi vida”, dijo el queretano que terminó en medio de la ovación y el apoyo del público coreano.

“Tenía que regresar ese honor que me hizo mi país al dejarme portar la bandera durante la inauguración, y se me ocurrió. La porte por México, para México”, expresó con la voz entrecortada.

La historia de Germán maravilló a todo su país. Comenzó a practicar esta disciplina apenas en 2017 y logró dar la marca para la clasificación.

Tuvo que poner de su propio bolsillo para comprar los aditamentos necesarios para la práctica del ski y pagar sus giras de preparación.

“Llevo 10 años en triatlones y vendí las bicicletas. Diez años armándolas tornillo por tornillo y luego de 10 años tuve que venderlas para pagar un boleto de avión y pagar dos semanas de hospedaje para calificar. [Hasta] tuve que pedirle dinero prestado a mis amigos”dijo el atleta a ESPN.

“Los atletas que van a ganar los Juegos tienen 50 pares de esquís cada uno, un ayudante que se los encera todos los días, alguien que se los prueba, y entrenadores. Yo califiqué con un par de esquís y una plancha para encerarlos”, agregó.

La sonrisa de Germán a pesar de terminar en último lugar tiene que ver con el esfuerzo que realizó para competir en circunstancias muy adversas, pero al final, poder cumplir el sueño de ondear su bandera en los Juegos Olímpicos.

Como abanderado de su delegación, cumplió con su meta de principio a fin.

“Es el orgullo más grande de mi vida portarla (bandera mexicana), cuando la recibí el cuerpo se me hizo chinito y pensé, por favor que no me vaya a desmayar”.

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