Trabajar a pleno rayo de luz en los campos de California no es un trabajo sencillo. Los estadounidenses lo saben y ni por mejores salarios están dispuestos a tomar esos puestos, que Trump ha arrebatado a los valientes inmigrantes.
Por: Omar Porcayo
La escasez de agricultores en los campos de cultivo de California ha orillado a los granjeros a subir los salarios buscando atraer a los trabajadores estadounidenses, para que llenen los lugares que han dejado los inmigrantes, sin embargo el esfuerzo ha sido infructuoso y el problema comienza tomar tintes de emergencia.
Un amplio reporte de Los Angeles Times documentó la dificultad que están enfrentando los productores del Valle Central de California y Napa, para conseguir trabajadores, a pesar de que están erogando la mayor cantidad de dinero en salarios de la historia.
Estadísticas de la Oficina de Trabajo indican que los salarios en los campos de cultivo han aumentado un 50% desde 1996, hasta alcanzar un promedio de $30,000 dólares anuales por tiempo completo. Aun así, este sector laboral no interesa a los estadounidenses.
“Nunca regresan después de la hora del almuerzo”, dijo al rotativo angelino Brad Goehring, vinicultor de Napa que ha buscado empleados a través de anuncios en el periódico y ha aceptado solicitantes de la agencia estatal de empleo.
California está pagando $30,000 dólares anuales en promedio a los trabajadores del campo.
Goehring está consciente de la importancia de la fuerza laboral de los inmigrantes, muchos de ellos indocumentados, en California. Su éxodo lo ha orillado a tener que invertir en maquinaria que complica la eficiencia económica de su negocio.
Napa es la zona que mejor paga a los trabajadores del campo con un promedio de $41,490 dólares anuales. Ni ese beneficio ha evitado que tengan que pelear por trabajadores de otras zonas como San Joaquín.
La retórica antiinmigrante de Donald Trump se basa en el argumento de que los inmigrantes indocumentados “roban” el trabajo a los trabajadores estadounidenses. De ahí se desprende la cruzada en su contra que incluye la construcción de un muro en la frontera y redadas por todo el país para su deportación masiva.
La realidad es que la zona de mayor producción agrícola del país se sostiene de la fuerza laboral de los inmigrantes indocumentados. Casi el 70% de los agricultores no tienen autorización y es un hecho que los estadounidenses no están dispuestos a tomar su lugar.
Chalmers R. Carr III, presidente de Titan Farms, dijo al Congreso que entre 2010 y 2012 ofreció cerca de 2,000 empleos con salarios por encima del salario mínimo estatal. Contrató a 483 ciudadanos estadounidenses, de los cuales 109 no se presentaron al primer día de trabajo, 321 desertaron en los dos días de iniciada la temporada de cultivo y solo 31 la completaron.
Sin los trabajadores inmigrantes, el campo colapsaría:
Lo irónico del asunto es que muchos granjeros apoyaron a Donald Trump en su camino a la Casa Blanca y ahora sufren las consecuencias.
Además de que la administración Trump ahuyenta a sus trabajadores, los productores temen los efectos de la renegociación del Tratado de Libre Comercio que pretende Trump. Después de cerrar las puertas al Tratado Transpacífico, cancelar los beneficios de la exportación a México sería un golpe brutal a un negocio de 21,000 millones de dólares anuales.
“Compra americano, contrata americano”, dijo Trump durante su toma de posesión en enero. Lo que no consideró es que los americanos no están dispuestos a tomar esos trabajos que arrebató a los inmigrantes.
Más engaños de Trump: Los estadounidenses y no México, pagarán el muro.