Este habitante de Xochimilco puede tener muchas respuestas médicas.
En los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México, pulula una especie endémica que guarda secretos en su genoma que resultan un objeto de deseo para los humanos, se trata del ajolote.
Científicos mexicanos forman parte de un esfuerzo internacional que buscan conocer a fondo las habilidades del ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) y su genoma, el más largo que se haya secuenciado, con 32 mil millones de pares de bases, 10 veces más grande que el humano, y que le permiten regenerar casi cualquier tejido tras una amputación, incluyendo huesos, músculos y nervios.
“La decodificación completa del genoma del ajolote permitirá entender mejor la capacidad del animal para regenerarse; cuando esto se logre, el siguiente paso será aplicar ese conocimiento en seres humanos”, dijo a Reporte Índigo, Luis Alfredo Cruz Ramírez, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad.
Según el especialista, el esfuerzo multinacional permitirá “descubrir mucho más rápido las bases moleculares que intervienen en la regeneración de este anfibio, para exportar y aplicar este conocimiento en personas”.
El ajolote es una especie en extinción que está bajo la protección de las leyes ambientales mexicanas, que buscan repoblar su hábitat, hasta los días en que se podían ver en cualquier lugar del histórico Xochimilco.