Marcy Ramos es una mexicana que tiene un corazón gigante, y que junto con otras latinas está cambiando la vida de muchas familias.
Cuando Marcy Ramos aprendió a tejer no sabía que tiempo después sus agujas se convertirían en un instrumento de felicidad para ayudar a los demás, hasta que fundó la campaña “Little Hats, Big Hearts“.
Su proyecto nació en febrero de 2014 en Chicago, y consiste en tejer gorritos para los niños con problemas del corazón, y enviarlos a los hospitales donde haya algún pequeño que lo necesite.
“Somo un grupo de diez. Y en septiembre pasado empezamos a tejer para los bebés del síndrome del sacudido y gracias a Dios hicimos 365 gorros”, aseguró Marcy a Mundo Hispánico.
Después de brindarles un cobijo a todos esos niños, Marco comenzó a colaborar con la Asociación Estadounidense del Corazón y The Children’s Heart Foundation, que cada año entrega cientos de gorritos rojos a los bebés enfermos en el mes de febrero.
Y para poder llenar los hospitales de calor la mexicana se ha unido con algunas de sus amigas y otras voluntarias para tejer.
“Nos reunimos todos los martes en una panadería durante tres horas. Ellos me mandan una dirección y todo mi grupo empieza a compartir hay que mandarlo al hospital que nos digan. Otras veces los hemos mandado a Ohio. Nosotras mismas costeamos el envío”, explicó Ramos.
Pero como unos cuantos pares de manos no son suficientes para abrigar a cientos de bebés enfermitos, también brindan cursos y talleres en escuelas y asociaciones que quieren ayudarles. Y para conseguir el material, se ayudan de donativos de estambres y agujas, o de sus propios bolsillos cuando hace falta.
“No nada más estoy yo. Es el trabajo de todas nosotras. Colombianas, salvadoreñas, mexicanas… De ellas aprendo a estar unidas y ayudarnos entre nosotras”, declaró Marcy.
Marcy, que llegó a Estados Unidos en 1997, confesó que desde hace ocho años renunció a su trabajo y se dedicó simplemente a tejer, y ahora tiene su propio negocio llamado Ladies of Croche, con el que también hace gorros para regalar a personas de escasos recursos, con cáncer, o todo aquel que lo necesite.
Y es que no importa en donde estén, los mexicanos siempre están dispuestos a entregar el corazón y a poner su granito de arena para ayudar y tratar de mejorar la vida para otros.