¿De verdad representa una esperanza para la comunidad inmigrante en Texas? Aquí la respuesta.
La hija de inmigrantes mexicanos, Lupe Valdez busca convertirse en la primera gobernadora latina del estado de Texas, pero para eso deberá superar una gran cantidad de escollos, comenzando por las elecciones primarias del Partido Demócrata cuya votación anticipada comenzó este 14 de mayo.
Valdez, quien fue electa cuatro veces como sheriff de Dallas, enfrentará el próximo 22 de mayo en las primarias demócratas a Andrew White, hijo del exgobernador Mark White.
Nacida en San Antonio, Valdez creció en el seno de una familia mexicoamericana encabezada por trabajadores agrícolas. Se graduó de la preparatoria en 1966 y se enroló en el ejército donde sirvió durante 12 años.
La exfuncionaria de 70 años enarbola la bandera de la clase trabajadora y la comunidad inmigrante, severamente acosada por el gobierno del republicano Greg Abbott y el Fiscal General Ken Paxton.
“Como muchos texanos, he vivido la clase de vida en la que tu día comienza antes de que el sol salga. De campesina inmigrante, a capitán del Ejército Estadounidense, a agente federal, a orgullosa sheriff de la buena gente del condado de Dallas, he dedicado mi vida a los texanos y aún no he terminado”, asegura en el sitio web de su campaña quien fuera la primera sheriff latina abiertamente gay del país.
La tarea de romper la hegemonía republicana en Texas desde 1995 no luce sencilla. Ni Valdez, ni White han logrado acaparar los reflectores, ni siquiera durante su único debate que no fue televisado a nivel estatal y solo se transmitió por cable en San Antonio y Austin.
Además está el problema del financiamiento. Abbott reporta cerca de $48 millones para hacer campaña en las 26 semanas que faltan para la elección estatal, una cifra que sus potenciales rivales tienen muy complicado recaudar.
A lo que no puede apelar Abbott y sí Valdez es al voto hispano, que de acuerdo diferentes análisis puede ser decisivo. Además de los latinos, las mujeres y los trabajadores podrían verse reflejados en su plataforma progresista.
Ahora bien, Valdez no tiene garantizado el voto de los hispanos pues aún debe de conciliar la gestión que tuvo como sheriff en Dallas, con los intereses de la comunidad inmigrante, acosada por las autoridades desde tiempos inmemorables. De hecho su propia familia vivió en carne propia las complicaciones de ser “mexicano” en la frontera.
“Eran tiempos (su niñez) cuando en el sur de Texas las personas que hablaban español eran consideradas de segunda clase. Mi padre siempre vivió sabiendo que la policía no te podía sorprender en la noche si eras mexicano, porque te arrestaba y te golpeaba… Cuando mi papá veía a un policía se ponía a temblar, a pesar de ser estadounidense”, recordó en 2005 en un artículo para Texas Monthly.
“Cuando mi papá descubrió que ingresaría a la policía me dijo, ‘le estás dando la espalda a tu gente'”, confesó.
“Él había conocido amigos en el vecindario que se hicieron agentes y cambiaron… pero yo me rehusé a cambiar y mucha gente cambió para bien. Queremos este trabajo para no abusar de la gente”, aseguró.
Es precisamente su labor como sheriff su principal pendiente con la comunidad hispana pues en 2016 cumplió con cada una de las 2,500 solicitudes de las autoridades de inmigración para detener personas, aunque un año antes había prometido revisar caso por caso.
“Es una decepción porque ella es latina. Viene una familia inmigrante y debería estar con la comunidad”, declaró en su momento Carolina Canizales del grupo proinmigrante United We Dream.
White comparó la labor de Valdez con la sheriff de Travis, Sally Hernández, quien es una vehemente opositora a colaborar con inmigración. El rival demócrata de la mexicoamericana aseguró que “no se comportó igual que su colega”.
“Yo no trabajé con ICE… Hice lo que tenía que hacer y fue una opción imperfecta. Lo que sí hice fue asegurarme de que la gente fuera tratada de forma humana”, le contestó Valdez durante su debate en la Iglesia Episcopal St. James.
Aunque los republicanos siguen liderando las encuestas de cara a las elecciones de diciembre, es un hecho que el electorado hispano no está conforme con su labor y está dispuesto a evaluar otras opciones, como es el caso del congresista Beto O’Rourke, que se encuentra a solo 3 puntos porcentuales de su rival Ted Cruz en la carrera por el senado.
Las posibilidades de Valdez lucen mucho menores, pero el simple hecho de lograr su candidatura sentaría un precedente irreversible sobre la presencia de la pujante comunidad hispana en uno de los estados más conservadores de la Unión Americana.