Todos dicen que se la van a cantar a Trump y que los inmigrantes valen mucho, pero fue más de lo mismo.
Donald Trump, inmigrantes, comercio, drogas y seguridad, esos fueron los temas que dominaron en el segundo debate presidencial en México, donde abundaron las buenas intenciones, pero todas en la misma línea conservadora, ningún cambio de paradigma.
El segundo round dejó claro que ninguno de los aspirantes a la presidencia apuesta por la legalización de la marihuana, la suspensión de la colaboración con EE. UU. o el enfrentamiento directo con Donald Trump.
El mandatario de la Unión Americana es la “piedra en el zapato” de los mexicanos y los candidatos mostraron la posición que asumirían en caso de ganar la presidencia:
Andrés Manuel López Obrador enfrentaría a Trump “con autoridad moral. El problema es que los gobernantes de México no la han tenido”.
Ricardo Anaya apuesta por la presión directa: “Voy a actuar con firmeza… en materia de seguridad nos necesitan y mucho, no han entrado terroristas por aquí… Texas le exporta más a México que todo EE. UU. a Japón, cuando uno no se respeta así mismo, no te respetan”.
José Antonio Meade: “Yo no anticipé que fuera a ganar, fue una sorpresa la elección, enfrentábamos un escenario amplio… Fuimos claros y señalamos el racismo. Es inaceptable un gobierno que se atreve a calificar a los inmigrantes de animales”.
Jaime Rodríguez “El Bronco”: “A los americanos hay que ponerles las pierna dura… Yo me le voy a poner enfrente. Estaría dispuesto a expropiar Banamex – propiedad de Citibank -, si los gringos siguen con esa actitud”.
Sobre la problemática de los inmigrantes, el incremento en el número de las deportaciones y los crímenes de odio, los candidatos reconocieron el valor de los inmigrantes, citaron diferentes cifras sobre lo que aportan a la economía mexicana y aportaron diferentes soluciones.
Anaya planteó la posibilidad de que los inmigrantes tengan representación en el Congreso de la República, para que puedan opinar sobre el acontecer de la vida nacional.
Meade apostaría por la unión de los mexicanos para hacer frente a la amenaza que representa Donald Trump y mantendría la línea de acción que hasta el momento ha llevado a cabo la diplomacia mexicana.
López Obrador optaría por acudir a instancias internacionales como la ONU para denunciar las vejaciones del gobierno estadounidense a los inmigrantes.
Al final se trató de otro ejercicio más por la búsqueda de votos y reconocimiento a la gran comunidad inmigrante.