Si hay un símbolo que unifica a todos los mexicanos, ese es la Virgen de Guadalupe. Por eso, en estos momentos aciagos para la comunidad inmigrante, será un puente para la unión fraternal.
El endurecimiento de las políticas antiinmigrantes que anunció esta semana Donald Trump, despertaron la indignación y preocupación de todo México y la Iglesia Católica no es la excepción.
En un país donde más del 80 % de la población se declara católica, cobra relevancia la voz de los jerarcas ante la acometida directa de Trump con la construcción de un muro divisor y la criminalización de los inmigrantes indocumentados.
“No solo se cierra la puerta a México (con el muro), se cierra a toda Centroamérica y al resto de América Latina”, dijo a Noticieros Televisa, Alfonso Miranda Guardiola, secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Para el portavoz del organismo que aglomera a los obispos mexicanos, la construcción del muro que se estima en cerca de 25 mil millones de dólares, es un indignante dispendio de dinero que podría servir para resolver los verdaderos males de la región.
“Lo que se quiere invertir en este muro, es una inversión que no se realizará jamás en otros países con índices gravísimos de pobreza y violencia. Es lógico que la gente sale buscando otras oportunidades, una mejor calidad de vida. [El muro] es un desperdicio económico total que destruye a la humanidad”, advirtió.
Aunque según el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, la orden ejecutiva de Trump para endurecer la persecución y deportación de inmigrantes indocumentados va dirigida a los que tienen antecedentes criminales, abogados han denunciado que está engañosamente redactada para poder perseguir a casi todas las personas con una situación migratoria irregular.
Es por eso que Miranda Guardiola hizo hincapié en que todos los esfuerzos deben estar puestos en salvaguardar la integridad de los inmigrantes, los más frágiles en toda esta crisis entre Estados Unidos y México.
“Estamos ocupados y trabajando en conjunto con los obispos de Estados Unidos, tratando el tema del muro y buscando soluciones. Disponiendo nuestros recursos, casas de migrantes, albergues, grupos, movimientos, universidades, para apoyar a los mexicanos, a los hispanos. Hay un mismo espíritu entre los obispos de estadounidenses y mexicanos”, explicó.
“Queremos trabajar para ayudar a los que sufren, a los más desprotegidos”, añadió, al tiempo que se solidarizó en nombre de la Iglesia, con el esfuerzo del gobierno mexicano para que los consulados se vuelvan procuradurías de defensa a los inmigrantes.
Para el prelado, el muro es un motivo de división y desunión entre pueblos hermanos. “Nos preocupa el rompimiento de las ciudades fronterizas. El Paso, Juárez, Brownsville, porque ser rompen relaciones de amistad y familiares, entre ciudades hermanas. Es un decreto que amenaza a los más pobres, a los vulnerables, que tenemos que acompañar”.
Por eso, la figura de la Virgen de Guadalupe será el estandarte de la Iglesia en ambos lados de la frontera para luchar en contra de la opresión y por los derechos de las personas.
“Estamos por unirnos con los obispos de EE. UU. en Brownsville, y queremos poner a la Virgen de Guadalupe para que sea un puente entre México, EE. UU. y toda América Latina”.