Las ofrendas gigantes de Huaquechula son conocidas a nivel internacional: miden hasta 4 metros de altura y son atractivo turístico de este municipio.
Por: Oso Oseguera
La imagen del difunto se refleja a través de un espejo: es una manera de estar y no estar. Es así como rinden homenaje los vivos a los muertos en Huaquechula, Puebla.
Los altares de este poblado en México ya son famosos internacionalmente, y es que llegan a medir tres o cuatro metros, lo que dé la altura de la casa. De hecho, aunque sean altares para un miembro de la comunidad, las familias abren las puertas de su casa durante tres días a sus allegados, visitantes, turistas y curiosos. Les dan café, chocolate en agua y pan de anís.
¡Una tradición que vive! Altares monumentales de Huaquechula y Tochimilco. Visítalos del 29 de octubre al 2 de noviembre. pic.twitter.com/c5JajMCtSU
— Puebla Es Mi Destino (@Puebla) October 23, 2016
En “el más allá”
En Huaquechula hay dos formas de morir: fracaso y muerte. La primera acontece por accidente, y tras la muerte intempestiva, aunque sí son recibidas durante los días de muertos, estas almas son tratadas de un modo distinto. La muerte “natural”, que incluye morir de sida o cáncer, no representa un “fracaso”, según refiere el antropólogo Jaime Enrique Carreón Flores.
Los moradores de Huaquechula consideran que las personas muertas permanecerán en el otro mundo con la misma edad que tenían al morir.
Esfuerzo de las familias mantiene viva la tradición prehispánica de los Altares de #Huaquechula: edil.https://t.co/G1ZyascSp4
— Imagen Poblana (@imagenpoblana) October 25, 2016
La celebración de Huaquechula es considerada Patrimonio Intangible de la Humanidad desde 2001 y cada año, el lugar recibe en promedio a 20 mil visitantes que dejan una derrama económica de 5 millones de pesos.
En a localidad hay tres tipos de ofrendas: la monumental, que es la más conocida y la que es muy visitada; la normal, que se coloca de forma regular después del segundo año de la muerte; y finalmente, la del ánima sola, dedicada a las almas de aquellos que por cuestiones económicas, religiosas o por falta de familiares no tienen un recibimiento al visitar la Tierra.
La tradición de montar altares, dice el antropólogo Carreón Flores, tiene 40 siglos de antigüedad y cada año se fortalece la festividad. Los habitantes de Huaquechula invierten horas y cantidades de dinero (entre cuatro y 50 mil pesos) en cada altar, pero los mexicanos saben que sus muertitos bien lo valen.
¿Quieres ver altares increíbles? Escápate a Chignahuapan y Huaquechula #Puebla https://t.co/HrM54cuehB pic.twitter.com/3GYp32L8JA
— Jimena Soto (@fredboyd87) October 24, 2016