El muralista mexicano insiste en colorear ese paredón tan desagradable.
Por: Grethel Delgado
La frontera es un sitio hostil, donde pocos conciben que se pueda desarrollar el arte. Pero Enrique Chiu nos demuestra que la esperanza nace hasta en el desierto. No la riega la lluvia, sino la constancia y la fuerza.
Nacido en Guadalajara, Jalisco, Chiu lleva varios años trabajando en la realización de murales. Enrique dirige el centro cultural Casa del Túnel, en Tijuana, institución que tiene actividades de promoción artística para jóvenes de la comunidad.
Enrique vive en la frontera, en la zona que divide a San Diego de Tijuana, y su panorama de todas las mañanas es ese enorme muro. Es por eso que su visión como muralista le llevó a decorar esa área de la valla cerca a su centro cultural.
Su intención es seguir pintando la pared con ayuda de la comunidad, para darle al menos un sentido artístico a algo tan absurdo.
Pintó una parte con color azul cielo, para que al verlo de lejos parezca que no existe división alguna. En otras zonas, dibujó plantas y flores, como si fuera la continuación de un paisaje hermoso, y no una línea severa de hierro y concreto.
El muralista está seguro de que el arte es un modo de unir y empoderar a las personas. De esta manera, serán más fuertes para enfrentar cosas tan inadmisibles como un muro que separa familias.