Este anciano desafía al tiempo, no usa bastón ni necesita espejuelos.
Por: Grethel Delgado
No hay quien pare a este risueño abuelito. Lo vemos ayudar en la casa, caminar y trabajar sin descanso. Pero, cuando nos muestra su cédula de identidad, no podemos creer lo que dice. ¿Se trata de un error?
Pues no. La fecha de nacimiento es correcta. Ignacio Aguilar Jaramillo, mejor conocido como Nacho, nació el 10 de enero de 1901. Ha pasado por tantos eventos históricos que podría decirse que Nacho es un libro vivo.
Este ecuatoriano tiene 115 años, y si prosperan los pedidos que han hecho varias instituciones del país, podría ser declarado “el hombre más longevo del mundo”, por los Récords Guinness.
Actualmente ostenta ese título Israel Kristal, con 112 años, nacido el 15 de septiembre de 1903 en Zarnow, Polonia.
Además, Nacho vive en el “Valle de la Juventud”. Así llaman a Catamayo, en la provincia de Loja, Ecuador. Los vecinos que comparten a diario con él, comentan que sus actividades incluyen el baile. Baila San Juanito, pero también se mueve al ritmo del reguetón. Este viejito no habla mucho, por un trastorno del lenguaje, pero entiende perfectamente, sobre todo si se trata de fiesta.
Nacho se siente como un muchacho.
Vive con su sobrina, María Teodolinda, de 68 años, y no deja de trabajar en la casa para ayudarla. Ignacio le lleva más de 40 años, pero no es una carga para ella, pues afirman cuidarse el uno al otro.
Se le ve caminar de lunes a viernes para ir al Centro Diurno del Buen Vivir “La Providencia”, lo cual le lleva unos 10 minutos. Allí comparte con otros ancianos, y se concentra en sus labores manuales con la energía de un jovencito. Allí también baila y realiza terapias físicas.
115 y va por más.
Ha trabajado desde su infancia. Aún agarra una pala y levanta tierra para sembrar. Nacho parece incansable. Es ese ímpetu el que lo mantiene activo y con fuerzas.
Ya la solicitud fue enviada a los Récords Guinness. Así que estamos ansiosos por recibir la noticia de que reconocen a Nacho como el hombre más viejo del mundo. ¿Quién no quisiera llegar así a los 115?