Una tragedia ocurrida a su amigo del alma es la que impulsó a Nico Hernández a ganar una medalla.
Por: Oso Oseguera
“El oro, el oro”, piensa Nico Hernández, boxeador mexico-americano, cada vez que pisa el cuadrilátero en Río de Janeiro.
Que gane la medalla dorada no solo hará feliz a su familia, también a sus amigos cercanos en Wichita, Kansas. Si gana el oro, Hernández se lo dedicará a Tony Losey, su amigo del alma y compañero en el box, quien falleció en trágico accidente.
Hernández es un pugilista sensible y sencillo. Y se comprometió públicamente ante el periódico Centre Daily Times de ganar al menos la medalla de bronce. “Sé que mi hermano estará contento ahora mismo”, dice.
“Yo pensé que estaría aquí conmigo, pero no lo está. Pero sé que él está aquí conmigo en espíritu y sé que está contento allá arriba (en el cuelo). Y sé que está sonriendo ahora mismo”.
El entrañable amigo de Hernández, Losey, era un peso mediano junior y habían planeado con su compañero de cuadrilátero en clasificarse a los Juegos Olímpicos de Río 2016. Sin embargo, un tanque de acero de 6,000 kilos se le vino encima en septiembre de 2014.
El incidente terminó las posibilidades de que los dos amigos acudieran juntos a dar la pelea por las medallas. El sueño dorado de Nico Hernández en Río 2016, terminó este viernes de color bronce.