Porque no hay que limitarse a comer el pan de muerto "chopeadito", ¿o sí?
La celebración del Día de Muertos es la favorita de muchos mexicanos y hasta de quienes no lo son. No hay extranjero que visite México y no se sienta fascinado por el colorido, la tradición, los platillos, el aroma a copal y flor de cempasúchil que impregna los hogares y las maravillosas ofrendas, tan llenas de amor y añoranza.
Uno de los protagonistas de esta tradición es indiscutiblemente el pan de muerto, esa delicia de la cocina mexicana que solo puede saborearse unos cuantos días al año. Su inconfundible forma con cuatro protuberancias en forma de hueso que se unen en una pequeña esfera en la parte superior que simboliza un cráneo y su característico sabor, han hecho de estos panes un elemento imprescindible en estas fechas.
Es tanto el amor de los mexicanos por el pan de muerto, que han transformado la receta tradicional y le han dado su toque personal. Es así que encontramos pan de muerto relleno de chocolate, nata, crema pastelera y hasta de café. Incluso hay quienes llevan su pasión a un recorrido por distintas panaderías en busca de la mejor receta y el ejemplar más sabroso.
Lo que nunca nos hubiéramos imaginado es que una paletería lo llevaría “al siguiente nivel” y crearía una paleta de pan de muerto. Tal y como lo lees, existe en la Ciudad de México una paletería que transformó el tradicional pan en una deliciosa paleta de hielo.
Pero el ingenio de la paletería “La Pantera Fresca” no para ahí, porque a este invento le añadieron chocolate y le pusieron un nombre digno de la temporada: “La difunta abuela”.
La próxima vez que visites la ciudad ¡no dudes en probarla!