Se dan de topes en la pared y suplican por visas para trabajadores.
En el mapa de los Estados Unidos siguen apareciendo localidades que están pagando el precio de haber votado por Donald Trump. La pequeña comunidad de Hoopers Island, Maryland, donde el republicano ganó de forma abrumadora las elecciones de 2016, está sufriendo económicamente por falta de visas para trabajadoras temporales mexicanas, motor de su economía.
Debido a los cambios que ha llevado a cabo la administración federal en la entrega de visas H-2B, los productores de cangrejo -industria que soporta la economía local – no cuentan con la suficiente mano de obra, generalmente integrada por mujeres mexicanas, que tradicionalmente llegaba en esta temporada.
“En este momento, estamos cerrados”, dijo a la NBC, Morgan Tolley, gerente de AE Phillips and Sons Seafood.
“Estamos en modo de autopreservación… No podemos operar de la manera en que vamos, he tenido que dejar que los camioneros se vayan. No necesito camioneros si no tengo el producto. Nos va a afectar hasta el punto de tener que cerrar por completo”, lamentó el empresario.
Debido a su ofensiva antiinmigrante, las autoridades cambiaron la forma de entregar las visas para la llegada de trabajadores temporales. Lo que antes era una entrega por orden de solicitud, ahora se hace por una lotería y el número se ha reducido.
Los productores que votaron por Trump endulzados por la promesa de reducción de tarifas fiscales y desregulación, sufren el déficit del 40 % de los trabajadores necesarios, pues solo se entregaron 300 de las 500 visas de trabajo necesarias.
“Hemos estado haciendo esto durante 25 años de la manera correcta, de la manera que el gobierno quería… Los inmigrantes no son una amenaza para la comunidad, gastan dinero en la comunidad y hacen sus actividades bancarias aquí. Así que para mí eso parece una situación de ganar-ganar”, expresó Tolley.
En Texas, Wisconsin y California se han presentado problemas similares, no solo por la falta de visas, sino por el acoso de “La Migra” en centros de trabajo que ahuyenta a los trabajadores.
Empleadores alrededor del país en el campo, ganaderías y granjas han aumentado los salarios para atraer trabajadores estadounidenses, pero la respuesta sigue siendo la misma.
“No tengo estadounidenses que quieran hacer este trabajo”, declaró Brian Hall, propietario de mariscos GW Hall & Sons, otra empresa en Hoopers Island lastimada por una elección errónea.