Los racistas no se toman vacaciones, ni se contagian del espíritu navideño, para ellos odiar y agredir es un "trabajo de tiempo completo".
Por: Omar Porcayo
Lucía es una inmigrante mexicana que recibió una “carta” racista en la puerta de su hogar en Fullerton, California. “Es algo feo, mami”, le dijo su pequeño de 10 años, al leer el contenido de la misiva.
“Queridos espaldas mojadas, ¿son 23? Aquí su vecino 615, a nadie le gusta su música de espalda mojada, ¿ok? Si quieren ponerla tan alta, vuelvan al lugar al que pertenecen, ¿ok? México!! Están en América, así que actúen como tal. Queremos construir un muro para mantener a sucios spics como ustedes fuera. No pueden leer esto… así que chúpenme la v****!”, se lee en el anónimo que compartió Lucía a través de “El reporte de odio” de Univision.
Originaria de Michoacán, Lucía lleva viviendo en Estados Unidos más de 10 años, la mayoría en Chicago, y es la primera vez que experimenta el acoso en carne propia.
“Nunca había pasado por algo así, pero la verdad sí se siente uno intimidado”, expresó al sitio web de la cadena hispana.
Lucía tuvo que explicar a su hijo qué es un ‘spic’ o espalda mojada. Aunque se sintió vulnerable, no piensa reportarlo a las autoridades por temor a ser deportada. “No quiero tener ningún problema de eso”.
Las referencias al muro de Donald Trump en la carta no pueden pasar desapercibidas. De acuerdo con Southern Poverty Law Center, desde el ascenso en la política del republicano, los crímenes de odio en contra de hispanos en Estados Unidos han aumentado.
California es el estado con mayor población latina de todo Estados Unidos. Aunque el gobernador ha dado pasos importantes para constituirse como santuario, siguen registrándose delitos de discriminación y el acoso de “La Migra” ha ido en aumento.
Así, los racistas no escriben cartas ilusionados a Santa Claus. Dedican su tiempo a odiar y amargarse la existencia.