Rancheros, banqueros, políticos y gente común en Texas, está tomando conciencia de la importancia en sus vidas de la buena relación con México, que Trump ha dañado tanto.
Por: Omar Porcayo
Texas se dejó endulzar el oído por Donald Trump y se lanzó a las urnas en su favor, sin entender a ciencia cierta las implicaciones de la “guerra económica” contra México. Ahora que se comienzan a resentir los efectos de las agresiones al mejor vecino y socio que tiene el estado, hasta los seguidores más fervientes del magnate republicano piden paz.
Dennis Nixon, CEO del International Bank of Commerce (IBC), el banco más importante en la región fronteriza, ha urgido al presidente Trump a replantear sus políticas respecto a México.
“Todos hemos visto la influencia positiva del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN)”, dijo a San Antonio Express News, el banquero que durante la campaña presidencial invitó a votar por Trump y le ayudó a recaudar fondos.
México es el socio comercial número uno de Texas.
“Uno de cada cinco trabajos en Texas están ligados al comercio. Así que será mejor tener cuidado o Texas se puede sumir en un gran agujero del que no podría recuperarse”, expresó Nixon, quien también recordó que una de las recientes plantas de Toyota establecidas en el estado, se debe a la exportación hacia México.
“México ya está boicoteando a instituciones norteamericanas en México… Hemos visto disminuido el turismo en la frontera, menos consumidores, menos gente viniendo, no podemos hacer estas cosas (políticas de Trump) sin esperar algún tipo de respuesta. ‘Tú me cacheteas, pues yo te cacheteó'”, concluyó.
El apoyo de Nixon a Trump generó un gran malestar en la comunidad hispana en Texas, ya que el IBC se fundó en 1966 con capital mexicoamericano y se ha fortalecido gracias a muchos clientes de origen mexicano. Él argumentó que no lo respaldaba por cuestiones ideológicas o la construcción del muro, sino por razones económicas, las mismas que ahora lo tienen preocupado.
Uno de cada tres productos que exporta Texas, van a México.
Además de la hostilidad hacia los inmigrantes mexicanos y la construcción de la pared en la frontera, Trump amenaza con renegociar e incluso cancelar el TLCAN.
Aún faltan meses para que inicien las discusiones entre Canadá, Estados Unidos y México, y los ganaderos de Texas ya resintieron los efectos de la incertidumbre por un probable rompimiento. Los bancos le están pidiendo más garantías para financiarlos, debido a que su principal mercado exportador es el vecino del sur.
De acuerdo con los resultados electorales, fueron las zonas rurales y rancherías unos de los pilares del triunfo de Trump en el estado.
Consciente del peligro que corre el estado por una posible guerra económica, Rolando B. Pablos, secretario de estado de Texas viajó a México la última semana de febrero para reunirse con autoridades y empresarios, buscando mantener ajenos a la “guerra” de Trump, los lazos de amistad, comerciales y familiares.
500,000 empleos en Texas depende directamente del comercio con México.
“No hay una sociedad más fuerte que la de México y Texas”, escribió en una editorial en Dallas News.
“México es nuestro socio número uno. Texas envía más de un tercio del total de sus exportaciones a México, el triple del siguiente destino. Así mismo, México exporta a Texas más que a ninguna otra nación… el comercio bilateral anual es de 200 billones de dólares y crea cientos de miles de empleos para los texanos”, explicó el funcionario mexicoamericano.
Lo que muchos sectores no terminan de entender es que se trata de una relación integral, en la que no solo converge la vecindad y la economía. Hay familias y cultura en medio que no pueden quedar al margen de las negociaciones.
Por ejemplo, el gobernador texano Greg Abbott, festeja la visita de Pablos a México y piensa viajar también en busca de estrechar las relaciones comerciales, pero por otro lado favorece las políticas que agravian a los mexicanos inmigrantes y buscan desaparecer las ciudades santuario que le dan cobijo. Hace poco castigó al condado de Harris por negarse a cooperar más con el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).
El comercio bilaterial anual es de 200 billones de dólares.
“No solo es el hecho de que compartimos 28 cruces fronterizos y más millas de frontera que cualquier otro estado fronterizo en los Estados Unidos, estamos intrínsecamente unidos por un comercio robusto, cultura vibrante, familia y valores”, concluyó Pablos.
Contrario al discurso de Trump, ciudades fronterizas como El Paso, son las más seguras del país y con el menor índice de criminalidad, por eso es incoherente la animosidad de un sector de la población texana hacia México.
Especialistas han criticado la falta de apoyo y el doble discurso bipartidista en Texas hacia su mejor aliado.
“Los texanos han sido muy cautelosos respecto a México”, dijo Erik Lee, director ejecutivo de la Asociación de Investigación de América del Norte, a Dallas News.
“Con los texanos tienes la sensación de que dependiendo de la audiencia pueden hablar de las virtudes del libre comercio fronterizo por la mañana, y por la tarde culpan a México del colapso de la civilización occidental, son divertidos”, dijo.
Lo cierto es que ahora que el discurso antiMéxico se ha materializado tocando sus bolsillos, han comenzado a reflexionar.
“Nuestra relación comercial con México ha creado considerables oportunidades en Texas y nuestro trabajo en problemas como la lucha contra el terrorismo ha hecho a nuestro estado más seguro”, dijo el vocero del Congreso de Texas, Joe Straus.
“Sería un error debilitar la cooperación entre los dos países”, agregó.
Notables palabras, sobre todo viniendo de un republicano texano de hueso colorado.
*Fuentes: Texas Economic Development Corp. / Census.gov / State.Tx.Us