Tristemente, un inmigrante cubano es el vasallo de Trump en su guerra contra otros inmigrantes.
Por: Omar Porcayo
Mientras grandes ciudades como Chicago, Los Ángeles y Nueva York están en pie de lucha en contra de la administración federal y su acometida a los inmigrantes indocumentados, Miami se alineó a las políticas discriminatorias a cambio de dinero.
Apenas habían pasado unos cuantos días desde que Donald Trump tomara posesión de la presidencia, y el alcalde de Miami, Carlos Giménez, decidió eliminar las políticas santuario de la ciudad en la que residen 450,000 inmigrantes sin autorización.
Sí, la quinta urbe con más indocumentados en el país les dio la espalda a cambio de 450,000 dólares que recibe en fondos federales. En otras palabras, Giménez vendió inmigrantes como él, a un dólar por cabeza.
“No hay nada más triste que cuando un inmigrante le cierra la puerta a los inmigrantes que vienen detrás”, Jorge Ramos.
“Carlos Giménez, un inmigrante nacido en La Habana, se rehusó a declarar al condado Miami-Dade como santuario para indocumentados. Eso significa que coopera con la administración de Donald Trump en ciertas cuestiones migratorias. Como compensación por su cooperación, el condado recibirá unos 450 mil dólares del gobierno federal”, reveló el periodista Jorge Ramos en su columna titulada “El odio se desparrama“.
“El acuerdo final es este: dinero a cambio de indocumentados… No hay nada más triste que cuando un inmigrante le cierra la puerta a los inmigrantes que vienen detrás”, agregó el comunicador mexicano.
Giménez no solo traicionó su condición de inmigrante, sino la tradición de una localidad en la que el 60 % de los 2.7 millones de habitantes, provienen de otro país.
Como buen vasallo, el cubano recibió la felicitación de Washington, directamente del Fiscal General, Jeff Sessions, un hombre con historial racista que amenaza abiertamente a “todos los inmigrantes indocumentados”, sin importar el tiempo que han vivido en Estados Unidos, ni su historial o entorno familiar.
“Estoy aquí para anunciar que Miami-Dade cumple completamente (con la ley de inmigración federal) y que es elegible para los dólares de la ayudas federales”, dijo Sessions en su visita más reciente al condado.
Acompañado de Thomas Homan, director interino del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), Sessions aseguró que debido a sus políticas antiinmigrantes, Miami es una de las ciudades más seguras del país. “Estoy muy impresionado cada vez que vengo aquí: la ciudad no para de crecer, los negocios florecen y recientemente leí que Miami-Dade es una de las jurisdicciones más seguras del país”.
A pesar de lo dicho por el fiscal, una investigación de Tom K. Wong, profesor asociado de Ciencia Política en la Universidad de California en San Diego, encontró que las ciudades que dan cobijo a los inmigrantes registran menos crímenes que la media nacional.
Sessions celebró que Miami “castigue y no proteja” a inmigrantes indocumentados, en contraste con las ciudades que han formado una resistencia y han presentado demandas contra el gobierno federal, por considerar que quitar subvenciones para influir en políticas locales es anticonstitucional.
Así, Giménez pasará a la historia como un inmigrante que aprovechó las bondades de un país que le abrió los brazos, solo para impedir que otros como él, cumplan su sueño.
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