El documental "Café" cuenta la historia de la familia de Jorge, un joven que ante la muerte de su padre regresa a su comunidad para defender los derechos de su gente.
Por: Grethel Delgado
Un filme documental rodado en una comunidad de San Miguel Tzinacapan, Puebla, se adentra en la historia alrededor de la muerte de un padre de familia. Titulado “Café”, el largometraje fue filmado por el mexicano Hatuey Viveros.
Viveros se acercó a la vida cotidiana de una familia de la sierra poblana durante todo un año. Ese tiempo le permitió profundizar en los sentimientos de los integrantes de la familia.
En un inicio, Hatuey planeaba seguir el ciclo del café, por eso el documental lleva ese título, pues aunque luego cambió la historia, mantuvieron el nombre original del proyecto.
Una mirada natural
Modificando la línea clásica del documental en tanto investigación basada en entrevistas, Hatuey optó por una vía más relajada. Dejó que las cosas simplemente ocurrieran, que las conversaciones y testimonios fueran desarrollándose frente a cámara, sin la necesidad de forzarlo con preguntas.
Este abordaje se percibe en el trabajo, el cual se presenta más como una película que como un documental, y logra crear la empatía necesaria para adentrarse en la trama.
Como describen en su resumen, “en el pueblo de San Miguel Tzinacapan, en la sierra náhuatl de Puebla, una familia perdió al padre. Su ausencia transforma las vidas que estaban profundamente ligadas a él. Ahora, después de un año decisivo para el hogar, cada miembro de la familia se ha redefinido para encontrar su propio destino sin dejar de venerar la memoria del padre”.
El tronco familiar
La historia se centra en Teresa (la madre), Jorge y Rosario (los hijos), quienes deben decidir qué hacer con sus vidas. De toda la comunidad, Jorge es el único que estudió Derecho. Ahora se siente con la responsabilidad de usar sus conocimientos de abogacía para apoyar a su gente.
Marcado por un tono familiar, íntimo y que pone a los testigos en primer plano, el documental acompaña a la familia en su proceso de cambio tras la muerte de Antonio, el padre.
A esta naturalidad contribuyó que Viveros conocía a la familia de Antonio. Por eso entrar al ambiente privado se dio de una manera más fluida.
“Cuando hacíamos la película también era para mí una exploración de nuestra propia identidad”.
En “Café”, producción de 2014, la mayor parte del tiempo se habla en náhuatl. En ocasiones, Jorge combina su lengua original con el castellano. Para el realizador, era interesante indagar en esa lengua, que muchas veces se olvida por los mismos habitantes de la comunidad cuando dejan su tierra original.
“Cuando hacíamos la película también era para mí una exploración de nuestra propia identidad. Es decir, siendo mexicano hay una frontera que divide dos mundos”, explicó Hatuey durante una entrevista.
“Yo trataba de hacer una historia de personas cercanas”, agregó el realizador. Hatuey aprovechó la “atmósfera de intimidad” que sentía la familia al comunicarse en náhuatl frente a él, que no entendía absolutamente nada de lo que decían.
“Café” obtuvo el Premio Kukulkán de distribución de cine en el Riviera Maya Film Festival 2014. También se llevó el Premio a la Mejor Película en Visions du Reel International Film Festival.
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