Respetadas y conocidas a nivel mundial, las plantas mágicas son una puerta a otra dimensión.
Por: Grethel Delgado
Más allá de este mundo hay una selva colorida y mágica, un mundo sin política, divisiones absurdas ni enemigos. Hay muchas maneras de llegar a ella, pero la Madre Tierra nos regala plantas sagradas que tienen el poder de hacernos “viajar”. Nuestros antepasados lo sabían muy bien.
Otra dimensión
Su consumo nos conecta con nuestra esencia y son sensaciones que quizá nunca hemos experimentado. Gracias a sus propiedades psicotrópicas, logramos viajar a otras dimensiones. Por eso las culturas antiguas las consideraron sagradas. Estas plantas eran parte de sus rituales y su efecto era el puente de comunicación ideal con sus dioses.
Los resultados son el incremento de la imaginación. Nuestro lado más artístico y creativo toma poder sobre lo racional y entonces el mundo se ve de otro modo. Todo ello gracias a los componentes de las plantas, más específicamente, sus moléculas neurotrópicas.
Desde la antigüedad hasta nuestros días, los “viajes” o experiencias tras el consumo de estas plantas se suelen representar con figuras geométricas y muchos colores. El arte huichol es una muestra perfecta de estas visiones.
Hay distintas clasificaciones que ubican a estas plantas según sus poderes más notables. Entre estas denominaciones encontramos plantas con efectos delirógenos, alucinógenos, cognodislépticos, entre otros.
Veamos algunos de estos efectos, así como las plantas mágicas que nos conectan con nuestro yo más secreto.
1. Toloache
Los delirógenos, como la palabra lo indica, producen delirios y disminuyen la conciencia. Se han usado en hechicería y ritos oscuros como el que se hace para confundir a una pareja infiel, a modo de venganza.
El Toloache, Datura stramonium, es un ejemplo. Se le conoce en el mundo como la mandrágora, y en México como tolohuaxihuitl, en náhuatl.
2. Peyote
En náhuatl, péyotl, esta planta es famosa por las alucinaciones que causa. Se le considera como alucinógena y es muy conocida, sobre todo gracias a la curandera María Sabina, quien usaba el peyote y otros cactus alucinógenos en sus ceremonias.
3. Manto de la Virgen
En este caso no suelen ocurrir alucinaciones con su consumo, pero sí un aumento de la imaginación. Las plantas con poderes cognodislépticos también desajustan el proceso de la memoria, por lo cual es difícil recordar la experiencia con claridad. Intensifican los sentidos y la fantasía. El ololiuhqui, o Manto de la Virgen, es una planta representativa de estos efectos.
Por supuesto, aunque son plantas sagradas que acompañaron los rituales prehispánicos, lo cual las ubica como elementos culturales, también son drogas. Así que hay que tener mucho cuidado y respetar sus poderes mágicos.