La pasión del fotógrafo Arturo Enríquez es coleccionar historias visuales durante sus viajes.
Por: Grethel Delgado
Si en verdad amas la naturaleza, encontrarás belleza en todas partes. Vincent van Gogh
Dicen que los viajes alimentan al alma, y con Arturo Enríquez lo podemos constatar. El fotógrafo encuentra su motivación en la carretera, ante lo desconocido, frente a las miradas ingenuas de los que son sorprendidos por el click de su cámara.
Arturo confiesa que capturar esos momentos especiales significa mucho para él. El fotógrafo nació en una pequeña localidad de Texas llamada Hereford, y sus raíces mexicanas vienen por su padre, de El Terrero, Chihuahua.
“Nací y crecí en los Estados Unidos. Cuando era niño tomé algunos viajes a México y me empapé de cada pedacito de él que pude. No recuerdo la historia de cómo me hice bilingüe, pero es una de las cosas más grandes que me han pasado”, dijo Enríquez.
“A menudo les decía que aprendieran inglés y se volvieran bilingües, pues abriría puertas que no sabían que existían”.
Como deseaba estar más cerca de la frontera, a principios de 2017 se mudó a El Paso, Texas, dejando atrás su empleo con menores no acompañados de Centroamérica (Honduras, El Salvador, Guatemala).
“Los jóvenes de Centroamérica con los que trabajaba siempre me preguntaban de mi español. ‘¿Eres de México, señor?’ Yo preguntaba por qué, ya sabiendo la respuesta, y ellos decían: ‘así es como hablan los de México’. A menudo les decía que aprendieran inglés y se volvieran bilingües, pues abriría puertas que no sabían que existían”, comentó.
De esta experiencia con los niños siempre le quedarán recuerdos. “Aprendí mucho de ellos, me humillaron, me desafiaron, crecimos”, confesó. Su interés por asuntos de justicia social y su capacidad para observar y escuchar son puntos a favor a la hora de desarrollar la fotografía.
“Una de mis mayores pasiones es escuchar las historias de otras personas. Todo el mundo tiene una historia y la mayoría de las veces somos un subproducto de ella. El que escucha aprende y si uno escucha la gente le platicará.”, dijo Arturo.
Caminos
El amor por la fotografía parte desde su infancia, cuando comenzó a apreciar la naturaleza.
“Desde pequeño siempre he tenido interés por la naturaleza. Crecí pasando mucho tiempo afuera y así gane una apreciación más profunda de la naturaleza. Soy parte de la naturaleza y la naturaleza es parte de mí”, afirmó Enríquez.
Hace cinco años comenzó a tomar fotos con su teléfono. No fue hasta que adquirió su primera cámara que se percató de las posibilidades que le brindaba un lente poderoso, una cámara real.
“Ver el cambio en la calidad de mi teléfono celular en comparación con mi Nikon me motivó. Muy pronto me encontré recorriendo las huellas de mi carro y volví a muchos lugares que había visitado en Texas, en su mayoría parques estatales y sitios históricos”.
Rostros
“Escuché hablar de una protesta anti-Trump en noviembre de 2016 en San Antonio, Texas. Nunca antes había asistido a una protesta. Me desafié a ir a fotografiar el evento. A medida que pasaba por las fotos después del evento mi interés en fotografiar a individuos comenzó”, reconoció Arturo.
“La naturaleza y la gente son dos de las más bellas creaciones capaces de ser heridas y sanadas, y eso es un increíble fenómeno”.
Un viaje a Puerto Escondido, Oaxaca, le llevó tres semanas de recorrido por varios estados mexicanos. Allí comprendió con mayor profundidad que no se había equivocado con su pasión. La fotografía le hizo ver la vida con mayor profundidad.
“Mi objetivo es capturar la naturaleza y las personas como son en ese mismo momento. La naturaleza y la gente son dos de las más bellas creaciones capaces de ser heridas y sanadas, y eso es un increíble fenómeno”, recalcó.
Cerca de las raíces
“Parte de mi deseo de trasladarme a El Paso, TX era par tener acceso directo a México y obtener una mejor comprensión de la cultura de la frontera de México-Estados Unidos. El viaje que hice a través de México, espero que sea el primero de muchos más por venir. Mis raíces mexicanas siempre han existido, sin embargo estaban un poco enterradas”, confesó.
“Hice una prueba de ADN hacia los finales de 2016 y descubrí que soy nativo americano del 50 %. Este hallazgo actuó como otro motivador en mi deseo de desenterrar y buscar mis raíces mexicanas”, dijo Arturo.
Así, cada lugar que visita en México, le sorprende con nuevos regalos para su lente, al tiempo que comprende de dónde viene, y por tanto, a dónde quiere ir.
“México es un país extremadamente diverso. Como mexicano-americano me asombra ver tantas culturas diferentes coexistir y todavía tener un amor de país”, afirmó.
“Cuando otros ven mis fotos, quiero que vean la esencia de la naturaleza tanto en el paisaje como a través de la gente. Quiero que vean la belleza en la naturaleza, y la humanidad en la sociedad. Quiero que vean que solo somos humanos y nada más, encargados de cuidar y vivir en mundo maravilloso”, concluyó.
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