Irónico, los racistas defienden el idioma inglés, pero ni siquiera saben hablarlo bien.
Por: Omar Porcayo
¿De dónde salen tantas criaturas como ésta?
El “virus” del odio se ha esparcido de manera incontrolable por todo el país. Como en las películas de zombis, convierte a muchas personas en seres agresivos e irrazonables que casi echan espuma por la boca y aquí está la prueba.
Maty Roberts se encontraba con su hija y el novio de esta, realizando sus compras en una tienda de Durant, Oklahoma, cuando un hombre comenzó a agredirlas con insultos racistas por el solo hecho de hablar español.
“¿Señor, es usted el que odia a los espaldas mojadas?”, lo confrontó Maty, luego de que su hija Alison, la alertó.
“¡Sí, espalda mojada!, ¡espalda mojada!”, balbuceaba el hombre visiblemente alterado de sus emociones, según quedó registrado en un video que grabó Maty y expuso en Facebook.
WATCH: An Oklahoma man went on a racist rant after overhearing a woman speaking Spanish inside a store. https://t.co/EaV5hj9PsM pic.twitter.com/3CwcwKY0SQ
— Circa (@Circa) September 6, 2017
“Escuche”, pidió la mujer en inglés, pero fue interrumpida. “¡No, estás hablando inmigrante!”, gritó el agresor.
“Yo estaba haciendo mis compras cuando mi hija me envió un texto diciendo que había un hombre racista”, contó Roberts a KXII.
Como en estos casos cada vez más habituales, el testimonio en video se esparció viralmente por la red. El nulo autocontrol y desenfreno del racista ilustró a la perfección el grado de obnubilación al que han llegado los fanáticos y nativistas.
“¡Saquen a esa perra de aquí!”, “¡Saquen a esa perra de aquí!”, “¡Aquí comienza la tercera guerra mundial!”, seguía gritando en su coche mientras un oficial de policía le preguntaba por su nombre.
“¡Del Río Bravo para arriba, del Río Rojo para abajo y del Río Rojo para arriba, se habla inglés!”, expresó el hombre en una insual lección de geografía.
“Aquí me voy a mantener, voy a marchar y no voy a tolerar esa clase de comportamientos”, dijo segura y decidida Roberts.
Si bien el racismo está enquistado en parte de la sociedad estadounidense desde hace décadas, en el último año muchas personas han tomado la decisión de grabar y exponer en las redes sociales a los individuos que lo enarbolan.
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