Un mexicano valiente que dio su vida por sus compañeros, solo podía ser honrado así.
Por: Omar Porcayo
Rafael Peralta Romero nació en la Ciudad de México el 7 de abril de 1979, pero murió solo 25 años después muy lejos de la capital mexicana, en Faluya, Irak, defendiendo al país que lo adoptó, en un acto heroico que quedó inmortalizado en el destructor más potente y moderno de la Marina de los Estados Unidos.
El USS Rafael Peralta entró en funciones hace una semana en San Diego. Se trata de una potente nave de guerra de 1,500 millones de dólares con misiles dirigidos y tecnología de punta que fue comisionada a la Estación Naval y Aérea North Island, para prestar servicio durante los próximos 40 años.
Este impresionante buque de guerra debe su nombre al sacrificio del sargento de origen mexicano que dio su vida el 15 de noviembre de 2004, para salvar a sus compañeros. Según los registros del ejército, Peralta Romero acudió voluntariamente a una misión de reconocimiento con una patrulla que fue sorprendida por fuerzas iraquíes. Herido de bala, el mexicano se lanzó sobre una granada, por lo que el resto de los estadounidenses solo recibieron heridas leves.
“Para nuestro Cuerpo de Infantería, para nuestras familias y nuestro país, este es más que otra embarcación, es una conmemoración de una vida y yo diría, la inmortalidad de un héroe”, dijo Robert Neller, comandante del Cuerpo de Infantería de la Marina de Estados Unidos, al dar la bienvenida a los tripulantes.
Peralta emigró con su familia a San Diego y se enlistó en la Marina en el año 2000, al siguiente día de recibir su residencia permanente.
“Voy a hacer algo histórico, esto es lo que siempre he soñado hacer”, dijo Peralta a su hermano en una de las últimas llamadas que realizó tras su despliegue a la zona de conflicto.
El gobierno de los Estados Unidos le entregó de manera póstuma el Corazón Púrpura y la Cruz de la Marina, el segundo honor más grande en el país, sin embargo, su familia y un par de representantes en el Congreso, siguen luchado para que le sea entregada la Medalla de Honor, el máximo reconocimiento a un héroe.
Su madre Rosa María Peralta, donó la cruz al buque, al igual que su uniforme, para que surquen los mares, llevando los ideales de su hijo.
“Estoy muy orgullosa de lo que hizo, es un héroe”, dijo Rosa María durante la ceremonia de partida.
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