El plan "Hire American" de Trump, se enfrenta a una realidad: los estadounidenses no quieren el trabajo duro.
Por: Omar Porcayo
Donald Trump ha reforzado la idea de que los inmigrantes “roban” el trabajo de los estadounidenses, por eso, no solo se ha lanzado en una cruzada contra la inmigración ilegal, sino también busca reducir drásticamente la inmigración legal.
Cuando Trump anunció durante su toma de posesión el programa “contrata americano“, no consideró un pequeño detalle: los estadounidenses no están dispuestos a hacer el trabajo duro que mantiene las industrias agropecuarias, de manufactura y servicios, en pie.
El caso de la empresa de jardinería CoCal Landscape en Denver, Colorado, es un botón de muestra de la contradictoria política antiinmigrante del gobierno federal, que por atacar la inmigración ha dejado sin mano de obra el sector primario.
@lawnlandscape will be honoring Jesus "Chuy" Medrano, NHLA Founding President and Owner of CoCal Landscape, for the #LawnLeadershipAwards pic.twitter.com/wwEtE5Gzmn
— NHLA (@NHLAVerde) July 21, 2017
Jesús ‘Chuy’ Medrano, un veterano empresario fundador de CoCal, detalló a The Washington Post la odisea que significa conseguir empleados para su negocio y lo costoso que le resulta utilizar el programa de trabajadores extranjeros temporales, amparados en la visa H-2B.
Medrano gasta hasta $32,000 dólares para tramitar visas de trabajadores temporales mexicanos y viaja a Ciudad Juárez, México, para una serie de largos trámites en el Consulado de los Estados Unidos.
En 2016, el Congreso redujo la cuota anual de visas H-2B de 85,000 a 66,000, metiendo en serios aprietos a las industrias. El reclamo llegó a la actual administración que tuvo que improvisar 15,000 nuevos permisos en 2017.
Y es que a pesar de que CoCal ha invertido en una fuerte campaña de comunicación para atraer empleados estadounidenses y ha mejorado el salario para trabajadores no calificados, hasta $14 dólares la hora (el doble del salario mínimo en el estado), la respuesta de los solicitantes locales sigue siendo la misma ante el arduo trabajo que se requiere en el campo: “no voy a hacer eso por $14 USD”.
“Esos chicos, sin presionarlos, hacen el trabajo de una persona y media. Pero empezó a preocuparme que dependía demasiado de ellos. Sabía que un día no íbamos a conseguirlos, y eso fue este año”, contó el dueño de la empresa.
Thank you to @CoCalLandscape and the @washingtonpost for putting this great piece together. @tracyjan #H2B #economy #immigration pic.twitter.com/hzurML0SVc
— NHLA (@NHLAVerde) October 8, 2017
Como muchas otras empresas, CoCal está dispuesta a adherirse al programa de Trump para fomentar el empleo interno, pues “importar” mano de obra es caro y burocrático, sin embargo, además de la negativa de los trabajadores, la tasa de desempleo sigue bajando y la demanda es escasa.
Resulta irónico entonces, que el gobierno esté limitando a los únicos trabajadores aptos y dispuestos a hacer el trabajo en las granjas y lecherías del país.
“¿Dónde consigo más como tú?”, fue la pregunta que hizo un granjero de California a un inmigrante mexicano que trabaja en el campo del Valle Central. Esa es la interrogante que tendrán que responder cientos de empleadores, víctimas colaterales de la agenda nativista de Trump.
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