Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido.
El huracán Harvey que azotó en 2017 el sur de Texas se convirtió en el desastre natural más costoso en la historia de los Estados Unidos. La agencia Moody’s estimó los daños en 75,000 millones de dólares, mientras que la compañía Enki Research los ubicó hasta en 80,000 millones de dólares.
A la fuerza destructora de la naturaleza se ha sumado la empecinada e irracional política antiinmigrante del presidente Donald Trump y su aliado, el gobernador de Texas, Greg Abbott, que solo han logrado encarecer y retardar la reconstrucción por su acoso a los trabajadores indocumentados en la industria de la construcción, que representan el 30 % de los albañiles disponibles en el estado.
Sí, contratistas y residentes de la ciudad de Houston están atravesando una crisis debido a la falta de mano de obra. Los costos se han disparado hasta un 80 % y el tiempo se ha duplicado, según informó Forbes.
Six months after Harvey, more than 8,000 Texans remain in hotel rooms. About 5,000 families are getting basic emergency repairs done to their homes, while 30,000 others await such work to be complete. #HurricaneHarvey #txlege https://t.co/7pD1AclKbK pic.twitter.com/2ZDtiuMxL0
— Sydney Greene (@thesydneygreene) February 27, 2018
Houston se ha convertido en el epicentro de las redadas de “La Migra” bajo la administración Trump. Las estadísticas más recientes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) revelaron que a partir de que el republicano tomó el poder los arrestos en el sur de Texas incrementaron hasta un 42 %. El número de detenciones de inmigrantes indocumentados sin antecedentes criminales incluso se duplicó.
“Está todo muy difícil, yo no hago más que trabajar, me levanto, voy al trabajo, como y regreso a dormir”, dijo César Gómez, un albañil mexicano que trabaja en Houston y recibió un incremento de sueldo del 45 %, hasta llegar a los $160 al día. Todo con el fin de retenerlo y evitar que como muchos otros, evite acudir a su centro de trabajo por miedo a ser arrestado por ICE.
“Podría contratar 300 o 400 si los encontrara”, expresó a Forbes Stan Marek, dueño de una compañía de remodelación en Houston. “No están viniendo por los trabajos y los indocumentados no pueden”.
Para el economista Ray Perryman, el déficit de trabajadores en el área de Houston es grave, del orden de los 150,000.
“Los inmigrantes indocumentados cada vez están más preocupados, el miedo a la deportación crece y vuelve muy difícil acceder a este recurso crítico”, expresó Perryman.
Los empleadores están trasladando el incremento de los costos a los consumidores finales, por lo que muchos propietarios deben esperar de forma indefinida para poder reconstruir sus hogares.
Lo peor es que los estadounidenses simplemente no están acudiendo a solicitar los trabajos, ni con el aumento de sueldo. Este fenómeno se repite en California, donde la escasez de campesinos no se ha podido combatir con mayores salarios.
Hurricane Harvey Funds Continue To Flow Into Texas. We are getting the resources needed to robustly rebuild the affected region. #txlege #HurricaneHarvey #TexasStrong https://t.co/Dld6nI1ysm
— Greg Abbott (@GregAbbott_TX) February 26, 2018
A pesar de la afectación a la población cuyas propiedades se encuentran comprometidas o inhabitables, Trump y Abbott no se han movido un ápice de su embestida contra los inmigrantes, incluso han arreciado el agobio por distintos frentes.
Abbott firmó la ley SB4 que daba facultades a las autoridades para cuestionar a los individuos sobre su estatus migratorio en paradas rutinarias de tránsito y fungir como agentes de inmigración. Trump por su parte, sigue atacando a la comunidad calificando a los inmigrantes de “serpientes” y busca terminar con el sistema migratorio en cadena o reunificación familiar.
Lo irónico es que los inmigrantes que las autoridades persiguen contribuyen a la economía más que los nacidos en Estados Unidos. Un estudio de 2016 de los profesores de Boston, William Kerr y Sari Kerr, demostró que el inmigrante es más proclive a poner su propio negocio. Hasta un 37 % de las nuevas firmas eran propiedad de un extranjero.
Por cierto, la narrativa de que los inmigrantes traen crimen al país también fue tirado por la borda. Un estudio reciente del Instituto Cato demostró que los inmigrantes permanentes cometen 85 % menos crímenes que los nacidos en Estados Unidos. Los indocumentados un 56 % menos.
Para César Gómez es una época de bonanza económica aunque el riesgo de salir a trabajar es alto, sin embargo está dispuesto a correrlo pues en México el incremento a su salario representa nuevas oportunidades para su familia.
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