Le va a salir "el tiro por la culata" a Trump.
Por: Omar Porcayo
Donald Trump envió a su equipo de negociadores a la cuarta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), con la “espada desenvainada”. Con amenazas por Twitter y condiciones agresivas, EE. UU. ha puesto en peligro la continuidad del acuerdo con México y Canadá, que ha permitido el desarrollo económico de la región desde 1994.
Revisar la validez del tratado cada cinco años y cambiar la reglas de origen para la producción automotriz, son algunas de las propuestas estadounidenses que han crispado las pláticas con sus interlocutores. La segunda, específicamente, ha encendido las alarmas entre los productores nacionales, que anticipan un daño irreparable a la industria en la Unión Americana.
El equipo de Trump plantea fijar un 50 % de contenido estadounidense y un 85 % de contenido regional, para toda la producción de autos que se comercia dentro de las reglas del TLCAN. México, cuyo principal mercado de exportación de autos es EE. UU., no está dispuesto a aceptar tales condiciones y ya se ha plantado la posibilidad de abandonar el acuerdo.
La Asociación de Equipo de Fabricantes de Motores y Equipo (MEMA, por sus siglas en inglés), auspició un estudio en el que diagnosticó que esta nueva regla de origen sería catastrófica para la industria automotriz norteamericana y podría generar la pérdida de hasta 50,000 empleos, con especial dureza en el sector de las autopartes.
“Cambios en el valor del contenido regional, el requisito de contenido de EE. UU., cambios arancelarios y reglas de rastreo, pueden tener un impacto negativo en los empleos automotrices en EE. UU.”, dice la investigación realizada por The Boston Consulting Group.
“La idea de la regla de origen es inviable e impracticable. Francamente no pienso que haya vehículos que pudieran cumplir con la regla. No pienso que exista un vehículo en el continente de América del Norte que pueda cumplirla”, expresó Charles Uthus, vicepresidente de política internacional del Consejo Estadounidense de Política Automotriz (AAPC) que representa a Ford, Chrysler y General Motors.
La industria automotriz no es la única que ha exigido a Trump que modere su discurso rijoso y busque acuerdos con los socios de Norteamérica. Los productores agrícolas de los estados del medio oeste y este, así como Texas, han emplazado a sus representantes a que busquen una solución, pues del TLCAN dependen gran parte de sus exportaciones.
“México nunca se debe retirar de la mesa, el peso histórico, político y económico de finalizar el tratado, debe recaer en Donald Trump”, dijo el economista mexicano, Luis de la Calle a UNO TV.
Empecinado con mantener una agenda nacionalista que le garantice las simpatías de su base electoral, Trump irónicamente podría dañar seriamente sus intereses si termina el acuerdo. Como dicen por ahí, le “saldría el tiro por la culata”.
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