Impopular y rechazado, Trump recurre a la misma fórmula para tratar de legitimarse en la presidencia: el ataque a México y la construcción del muro.
El infame muro fronterizo que anunció Donald Trump durante su campaña electoral se ha materializado, al menos en una orden ejecutiva con la que el nuevo presidente estadounidense solicita fondos públicos para su construcción.
Sí, la pared que sonaba improbable hace unos meses hoy tiene su primera piedra. Y es que la administración Trump se cobija bajo una ley promulgada en la presidencia de Bill Clinton para la seguridad fronteriza: así obtendrá el financiamiento sin necesidad de entramparse en una discusión con el Congreso.
Se estima que los contribuyentes estadounidenses tendrán que pagar 6.5 millones por cada milla de muro, más 4.2 millones por cada milla de caminos, sin contar el costo del mantenimiento y el impacto ecológico. Fuentes del Partido Republicano han asegurado que el total rondaría los 14 billones de dólares.
Big day planned on NATIONAL SECURITY tomorrow. Among many other things, we will build the wall!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) January 25, 2017
Trump ha reiterado que el gobierno de México reembolsará el costo de la construcción, sin explicar cómo. Por su parte la administración de Enrique Peña Nieto niega contundentemente que exista un camino para que los mexicanos carguen con ese exorbitante gasto.
Diversos análisis han constatado que el muro es inútil para los fines que dice perseguir Trump, pues el números de inmigrantes que atraviesa la frontera ha disminuido drásticamente en los últimos años y las vías de acceso de drogas y armas del crimen organizado se han diversificado.
Justo en el día de su investidura como presidente, miles de personas en Estados Unidos y alrededor del mundo protestaron por la construcción del muro al grito de “construye puentes, no muros”.
En teoría, Trump debería respetar acuerdos bilaterales con México en materia de construcción de bardas divisoras. Un tratado prohíbe la construcción que altere el cauce de los ríos.
El acto es por demás simbólico, pues sucede el mismo día que un equipo del gobierno mexicano encabezado por el canciller Luis Videgaray llega a Washington para sentar las bases de la agenda que discutirán Trump y Peña Nieto el próximo 31 de enero, durante su primera reunión.
Las autoridades mexicanas dicen estar preparada para el peor escenario, pues luego del muro están las discusiones en el plano comercial y la supervivencia del tambaleante Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“México tiene sus propios intereses, la relación con el Tratado de Libre Comercio tampoco es una panacea. México tiene una enorme concentración de la riqueza y la mitad de la población oficialmente en pobreza. Los intereses mexicanos deben de prevalecer”, dijo el senador Manuel Barlett Díaz a CNN.
Congresistas mexicanos ya hablan de que México debe salir del TLCAN si Trump insiste en renegociar.
Todos los resquicios de buena vecindad entre los gobiernos de México y Estados Unidos se resquebrajan con solo unas horas de Trump en la Casa Blanca.
En Twitter las reacciones de la comunidad han sido de pesar:
Trump se regodea con su muro mientras Peña Nieto y Videgaray siguen comportándose como vasallos.
— Sergio Aguayo (@sergioaguayo) January 25, 2017
#muro Señor Trump Queremos el muro pero de 1830 pic.twitter.com/BzbcZuGMSO
— Erik Palma (@ericgiovanni127) January 25, 2017
¿Se atreverá a decir @epn en público y en la Casa Blanca: "No pagaremos por el muro" y "México primero" ?
— JORGE RAMOS (@jorgeramosnews) January 25, 2017
A ver si está claro. Trump anuncia su muro el mismo día que @LVidegaray está en DC y el martes llega @epn a la Casa Blanca. ¿A qué van?
— JORGE RAMOS (@jorgeramosnews) January 25, 2017
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