Octavio Paz, el poeta mexicano, dijo que "la pintura de Orozco nos conmueve... nos hace reflexionar".
Por: Oso Oseguera
“Una pintura no debe ser un comentario sino el hecho mismo; no un reflejo, sino la luz misma; no una interpretación, sino la misma cosa por interpretar”, expresó en vida el reconocido muralista mexicano José Clemente Orozco Flores (23 de noviembre de 1883 – 7 de septiembre de 1949).
Este año, Orozco cumple 67 años de muerto y es considerado uno de los tres grandes del muralismo mexicano. Laura González Matute, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) del Instituto Nacional de Bellas Artes, señaló que José Clemente Orozco es uno de los artistas más importantes y trascendentes de la primera mitad del siglo XX.
Mi carrera en el arte inició con la caricatura, tomé clases en el taller de Guadalupe Posada, un gran maestro #Orozco pic.twitter.com/ww5mcntE4M
— José Clemente Orozco (@Jose_ClementeO) July 1, 2015
Desde joven, el jalisciense mostró cualidades en el dibujo. A los 23 ingresó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos para completar su formación académica.
La muerte de su padre Ireneo Orozco en 1903 y un accidente sufrido en 1904 marcaron la necesidad de ganarse la vida. El accidente fue una explosión de pólvora cuando intentaba realizar un experimento, escribió la crítica Raquel Tibol.
La pintura es cosa esencialmente objetiva, es decir, que no es cosa hablada, sino hecha realmente con los objetos o materiales, directamente
— José Clemente Orozco (@Jose_ClementeO) July 1, 2015
La familia estaba dispuesta a que el pintor aprovechara sus innegables condiciones para el dibujo, pero que también estudiara agronomía, “que le asegurara el porvenir y que, además, pudiera servir para adminstrar” las tierras de la familia.
“Él vivió parte de la Revolución Mexicana y la plasma de una manera muy crítica por ejemplo en los murales del Antiguo Colegio de San Ildefonso, otro acontecimiento muy importante fue la Cristiada, donde él ve el horror de la guerra con la religión católica, que también quedó plasmada en su obra; y otra época importante fue el Cardenismo, que también llegó a verse reflejada”, dijo Matute.
Los tres murales más importantes fueron pintados entre 1922 y 1927: en el patio grande de San Ildefonso (Preparatoria 1 de la UNAM), en la Escuela de Orizaba y en la Casa de los Azulejos (actual Sanborns). Después de esto, considerando que en 1927 ya no había apoyo para el muralismo, decidió viajar a los Estados Unidos, donde viviría hasta 1934.
En el Colegio de Pomona, California, en 1927, pintó un mural en que la figura central fue el Prometeo, como imagen liberadora de quien robó el fuego para entregarlo a los humanos. Otros murales interesantes en 1930, los realizó en la New School for Social Research de Nueva York, en los que trata la historia prehispánica, la conquista y el mundo moderno, en este último tema destaca la vida mecanicista, materialista, del siglo XX.
Facebook
Twitter
Instagram