La cultura de beber vino entre los latinos crece aceleradamente y las marcas han dispuesto estrategias para poner más copas en sus manos.
Por: Oso Oseguera
Aunque trabajó en la pizca de las uvas para elaborar vino, esta bebida no fue parte del menú cuando José Placencia era pequeño en el Central Valley, en California, donde sus padres, nacidos en México, también recogieron cosechas.
Placencia tomó gusto por el vino y hoy en su casa lo acompaña cuando come quesadillas, carne asada o un pozole.
“Cuando yo era niño, el vino era inexistente para los latinos”, le dijo al diario Ahora sí. “Ahora es mucho más popular. Los latinos de mi generación beben vino con regularidad y es algo usual en sus comidas.”
“Pasamos de recoger uvas a ser bebedores de vino”, dijo Placencia. Y los datos avalan su dicho: el número de copas de vino consumidas por hispanos por mes aumentó casi 50 % entre 2005 y 2010, mientras que en el resto de la población el incremento fue de 16 %, según un sondeo de la casa de estudios del consumidor Experian Simmons.
Este gusto por beber vino por parte de los latinos ya atrajo la atención de la industria. Varios productores echaron a andar campañas publicitarias dirigidas a este mercado.
Otros esfuerzos incluyen lo que hacen los productores latinos, que aprovechan a vecinos y familias, estrechan relaciones con organizaciones latinas y educan a los latinos sobre el vino.
En California se concentra 87.2 % de la producción nacional, particularmente en Sonoma y Napa Valley. Y los vinos nacionales, básicamente locales, dominan la venta. Banfi Vintners, un importador de vinos en Estados Unidos, puso anuncios en vallas en Dallas-Fort Worth, en Texas, para mantener el crecimiento del mercado latino del consumo de vino.
Los vinos importados tuvieron en 2012 una cuota de 23.6 %, pero hay una diferencia generacional en el patrón de consumo: 24 % de los baby-boomers (nacidos entre 1946 y 1964) consumidores de vino bebieron vino importado frente a 33 % en las generaciones X (1965-1976) y 40 % en la generación millennial (nacidos a partir de 1977). Gracias a esta última generación de personas se han aumentado las ventas (sobre todo en los países anglosajones), ya que estos consumidores jóvenes y urbanos imponen un nuevo modelo de consumo, mas ocasional, festivo y orientado hacia el descubrimiento y la experiencia.
Los latinos antes de ser ciudadanos son consumidores. Así lo explica Jéssica Retis, profesora de la California State University Northridge y coautora del documento de trabajo “Los latinos y las industrias culturales en español en Estados Unidos“, elaborado por el Real Instituto Elcano, con datos de Nielsen y Pew Center.
“Los hispanos son uno de las sectores de mayor crecimiento entre los aficionados al vino, así que decidimos mostrarles nuestros clásicos vinos”, comentó Francesca Schuler, principal ejecutiva de mercadeo para Beringer, a Ahora sí.
Estadísticas de ProMéxico de 2016 indican que cerca de 20 % de la producción de vino mexicano se exporta a 33 países. Europa es el principal mercado, con una participación de 63 %, mientras que 19 % es exportado a América, principalmente a Estados Unidos y Canadá.
Los principales productos de importación fueron bebidas espirituosas, vino de uvas frescas, cerveza de malta, bebidas fermentadas y vermut. México es el principal proveedor de bebidas alcohólicas del mercado estadounidense, le siguen, Francia, Italia, Reino Unido y Países Bajo.
José Placencia, el pizcador que le tomó gusto al vino, asegura que la contribución de los latinos en la labor de recolectar uvas es realizada casi en su totalidad por mexicanos en Estados Unidos y este trabajo es crucial para que el país sea el cuarto productor mundial de vinos.
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