Ocotepec está a tres minutos de la bulliciosa Cuernavaca. El poblado está dividido en cuatro barrios –cada uno con sus capillas– que conservan la forma de administración del Virreinato.
Por: Oso Oseguera
La organización heredada del Virreinato de la Nueva España le ha permitido a los habitantes de Ocotepec conservar la mayoría de sus costumbres y tradiciones indígenas, mismas que datan desde tiempos prehispánicos.
El 31 de octubre y el 1 de noviembre en Ocotepec, Morelos, las campanas de las iglesias tañen y hay misas para los difuntos. En estos días, los vivos esperan a que sus muertos vuelvan y los reciben cálida y festivamente.
Para recibirlos, los deudos montan altares donde disponen viandas del gusto de los familiares a los que recuerdan y les colocan objetos que fueron de su pertenencia.
La primera vez que se monta una ofrenda, se le denomina Ofrenda Nueva. Es deber de los vecinos visitar a los deudos, y es obligación de estos darles de comer y beber en señal de agradecimiento.
Algo que distingue a los altares de este pueblo morelense es el “cuerpo simulado”. Visten y rellenan ropa y zapatos de la persona fallecida para dar la apariencia de que ronda aún. En lugar de la cabeza se pone un calavera de azúcar con sombrero o rebozo. Alrededor del cuerpo se disponen flores, velas y fruta, y en los pies la ofrenda de alimentos y bebidas.
Los visitantes acuden a la casa de los dolientes con un cirio o vela para alumbrar el camino del muerto. A este ritual se le llama “la cereada”, por los cirios que se obsequian.
En el marco del Día de Muertos, los habitantes de Ocotepec aprovechan para incursionar en diferentes expresiones artísticas como el graffiti, la arquitectura simbólica, obras plásticas, objetos artesanales como los panes, ceremoniales, música fúnebre y danza, entre otros.
En las panaderías se ofrece el pan de muerto de colores y formas poco vistas en otras regiones. Y sí, también pizzas, un alimento que se ha arraigado en México.
Los hogares en Ocotepec se engalan con ofrendas, calaveras, viandas y flor de cempasúchil.
Días antes de la celebración, los pobladores de Ocotepec acuden al cementerio a pintar y arreglar sus tumbas; el 31 de octubre lucen ornamentadas con flores, velas, papel picado y escarchas.
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