Venezolano se asiló en EE.UU. y ahora enfrenta el temor de la deportación: “El miedo es a diario”

Venezolano se asiló en EE.UU. y ahora enfrenta el temor de la deportación: “El miedo es a diario”

Venezolano, se asiló en EE.UU. y ahora enfrenta el temor de la deportación: “El miedo es a diario”, cuenta uno de los miles de asilados en este país

Son miles los migrantes que a diario intentan cruzar la frontera de forma ilegal para hacer su vida en los Estados Unidos, pero en esta oportunidad hablaremos de un venezolano, que decidió dar a conocer su historia al diario la Nación, relatando su proceso de asilo, el fin del TPS y la protección contra la deportación de migrantes sin papeles o procesos de legalización.

El nombre de esta historia, que sabemos representa a miles de personas que están pasando por la misma situación, es Dave, quien decidió migrar de Venezuela hace ocho años, dejando su casa para buscar calidad de vida y oportunidades. La crisis política, económica y social que atraviesa la nación suramericana, las cuales han obligado a muchos a buscar nuevos rumbos con el fin de conseguir un mejor futuro, lo motivó a buscar la seguridad que en su país jamás logró.

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Un tiempo antes de llegar a Estados Unidos, estuvo en Colombia, para posteriormente ir a Perú, donde se mantuvo trabajando durante tres años aproximadamente. Ahora espera respuesta de su asilo y en este tiempo teme por ser deportado, gracias a las últimas medidas que ha tomado Donald Trump.

En noviembre de 2021, motivado por la crisis que dejó la pandemia del Covid-19, Dave decidió irse a Estados Unidos. Para cumplir su objetivo, necesitó llegar a México y luego pasar la frontera hacia el norte, ayudado por coyotes.

Dave pagó US$5.000 para llegar a EE. UU. y un contacto lo trasladó de Monterrey a Ciudad Acuña, desde donde arrancó el viaje antes del cruce. Al llegar al pueblo fronterizo, le llegó una llamada en la que le pidieron preguntar por unas personas y luego abordó una camioneta en la que se dirigió a una casa del pueblo con otros migrantes, donde estuvo por varias horas mientras llegaba el momento del cruce hacia Estados Unidos. “Nos decían que había mucha vigilancia, pero que debíamos estar alerta y preparados, sin llevar nada, salvo una muda de ropa y el pasaporte”, relata el migrante.

Indicó que al cruzar debía entregarse a las autoridades y firmar un documento en el que declaraba haber cometido el delito de entrar a los Estados Unidos de manera ilegal. “El momento llegó en la madrugada. Cruzamos el río Bravo y caminamos durante media hora. En este punto, la policía fronteriza nos abordó y nos llevaron detenidos”, comenta el venezolano.

El migrante dice que durante una semana estuvo incomunicado con el mundo exterior y que posteriormente fue trasladado a una especie de campamento, que funcionaba como centro de detención. “Vivimos en una carpa, dormimos en el piso y permanecimos 12 personas en una habitación, hasta que un día me autorizaron a hacer una llamada y me comuniqué con mi hermana, quien para ese entonces vivía en Dallas”.

“A mí me soltaron en San Antonio, Texas y yo iba a Dallas. El ICE llama a tu familia y le da la información de la fecha en la que te dejarán en libertad, en este caso tu familia está obligada a comprarte el pasaje hasta tu punto de llegada”, describió Dave.

El joven habla sobre la suerte que tuvo al quedarse detenido solo una semana y asevera que su proceso, dentro de todo, fue un poco más humano. “Había personas a las que se les colocaban grilletes electrónicos y les indicaban cuándo se tenían que presentar, a estos los mantienen vigilados”, comentó Dave.

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Según la normativa actual, las personas como Dave tienen un año para refugiarse en algún tipo de legalidad. Él decidió el asilo político, aunque este es un proceso que puede tardar años. De hecho, recibió la notificación de una corte en diciembre de 2021 para presentarse en el año 2028. Hasta ese momento tiene un margen de legalidad, ya que es un proceso que depende de las autoridades.

Dave ya tiene la licencia de conducir y el social security card, documentos que lo habilitan para trabajar y permanecer en EE. UU. hasta el año 2028.