A pesar de haber nacido en Estados Unidos, hace unos días fue detenida una niña estadounidense, que se trasladaba al hospital junto a sus padres y cuatro hermanos, cuando se dirigían al hospital para asistir a una cita médica en Houston Texas.
Desde que le diagnosticaron el cáncer cerebral a la niña de 10 años, han realizado este viaje en el que fueron detenidos por lo menos cinco veces, aunque en esta oportunidad su destino fue desconocido y no al que esperaban llegar, el consultorio del médico que está tratando a la menor.
La familia integrada por cinco hijos y los dos padres terminaron esta vez en el costado sur de un puente fronterizo que cruza el río Bravo en Texas, expulsados del país solamente con lo que traían encima.
Los Hernández García por preocupaciones de seguridad, decidieron irse a México con la niña en recuperación de una reciente cirugía cerebral, otro hijo con una condición cardíaca, ambos sin la atención médica adecuada, y un último hijo de 17 años que se quedó en Texas. Las autoridades mexicanas, aseguraron que no han podido localizar a la familia por el momento.
Aunque no tienen ningún antecedente criminal, cuando los padres no pudieron mostrar documentos migratorios válidos, los agentes ignoraron las cartas y “no estaban interesados” en escuchar la justificación médica. Los arrestaron y trasladaron a todos a un centro de detención migratorio. Allí fueron separados por sexo y tratados “como perros, registrando a los niños de manera innecesariamente invasiva y llamándolos insultos racistas degradantes”, de acuerdo a la versión compartida por Texas Civil Rights Project, la organización de representación legal que ha tomado el caso de la familia de forma gratuita. Además, agrega el relato de la madre, los agentes migratorios hasta intentaron confiscar las medicinas de los menores.
Una petición pública para enviar al Congreso y exigir la reunificación de la familia, es la solicitud que hace la familia.
“Quiero que mis hijos puedan acceder a la atención médica que necesitan, asistir a sus escuelas y vivir sus vidas en el único país que conocen como su hogar. Son ciudadanos estadounidenses, es su derecho. Pero también es su derecho ser criados por sus padres en ese hogar”, dijo la madre en una nota de prensa.
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